A QUE VINO NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO AL MUNDO PARTE II, A ENSEÑARNOS Y A EXPONERNOS
LA BIBLIA NOS HABLA:
“Jesús
recorría ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio
del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.” (Mateo 9:35) NACAR COLUNGA
Continuando con la enseñanza
que el Señor puso en mi espíritu desde la semana pasada, recordemos que nuestro
Señor Jesucristo vino a este mundo a exponer y a enseñar las buenas nuevas del
reino de Dios, es decir: el evangelio, es decir: el nuevo estilo de vida que
todo Cristiano nacido de nuevo debe vivir en este mundo imperfecto… Es por eso,
que usted y yo, debemos despojarnos de la vieja naturaleza pecaminosa, es
decir: de los malos hábitos que traemos arraigados de familia en familia, o sea
de generación, porque cuando uno llega rendido a los pies de Cristo, se debe
despojar de todo lo que pueda estorbar el caminar hacia esa puerta estrecha… Y
esto el apóstol Pablo nos lo afirma diciendo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. Y todo esto procede de Dios, quien
nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo...”, ver Segunda de
Corintios 5:17 al 18. Además, nos dice: “…En
cuanto a su pasada manera de vivir, despójense de su vieja naturaleza, la cual
está corrompida por los deseos engañosos.”, ver Efesios 4:22 RVC. Y es por
eso que el profeta Isaías dijo: “No
recordéis las cosas anteriores ni consideréis las cosas del pasado. He aquí, hago algo nuevo…”, ver Isaías 43:18 al
19. Esto quiere decir hermano, que nuestro caminar debe estar cimentado y
fundamentado en el nuevo estilo de vida, es decir: el evangelio de Cristo, y por
eso, tenemos que limpiarnos y vaciarnos de las malas costumbres… es
decir: de los malos hábitos que hemos heredado de nuestra generación e incluso hasta
de lo que hemos heredado de este mundo imperfecto… Recuerda, que nuestro Señor
Jesucristo nos quiere llenar y traer algo diferente en estos tiempos… pero para
que esto se cumpla, antes tenemos que sacar aquello que este estorbando nuestro
caminar… Es por eso que el apóstol Pablo dice: “…si alguno se limpia de estas cosas, será un vaso para honra,
santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra.”, ver Segunda
de Timoteo 2:21.
Y por lo tanto, deben
tener presente en primer lugar, que ese anuncio que nos trajo nuestro Señor
Jesucristo, es el centro de su mensaje, y fue enviado por su Padre para enseñarnos
a construir ese reinado en este mundo imperfecto, pero que culminaría en la
otra vida ya llegado a su plenitud, es decir: cuando se cumpla la promesa que
Él nos ha dejado en los evangelios a todos los hijos espirituales que hayamos
nacido de nuevo… Y es por eso que el apóstol Pablo en Primera de
Tesalonicenses, en el capítulo 4:16 al 17 NTV, dice: “…el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de
arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los cristianos que
hayan muerto se levantarán de sus tumbas. Luego, junto con ellos, nosotros los
que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para
encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para
siempre.”… y en segundo lugar: que el reinado de Dios, es el fruto de Su
santa voluntad y nuestro Señor Jesucristo con su vida y enseñanza, nos marca
cuál es la voluntad del Padre para todo el que ha sido llamado a nacer de nuevo
por medio de la Fe, por medio de la gracia, por medio del plan divino… En otras
palabras, lo que trato de decirle es que Dios tiene un plan divino para
nosotros y se encuentra en el libro de Romanos, en el capítulo 8:28 al 30, que
dice: “Y sabemos que para los que aman a
Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados
conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los
predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el
primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también
llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a
ésos también glorificó.”. Esto quiere decir amado hermano:
- Que nuestro Padre celestial antes de que viniéramos a la tierra nos conoció y nos predestino, ver Eclesiastés 12:7 y Jeremías 1:5.
- Que ya estando en la tierra el Señor nos llamó y nos justificó, ver Romanos 5:1.
- Que cuando estemos con nuestro Señor Jesucristo en los cielos, es decir: cuando seamos arrebatados, nuestro Padre celestial nos glorificara, ver Colosenses 1:27.
Y por lo tanto,
debemos tener presente, que para que se pueda cumplir ese plan divino que nuestro
Padre celestial tiene establecido para nosotros, usted y yo debemos mantenernos
en esta vida con Fe, con paz, con gozo, con felicidad, con alegría, en amor a
Dios y al prójimo, en justicia y en santidad… ya sea: individualmente o en Koinonía,
es decir: en fraternidad, en unión, en participación, en comunión... Por eso,
siembra en tu corazón, que la manifestación más clara y convincente de ese reino
de Dios aquí en la tierra es nuestro Señor Jesucristo, y esto él mismo nos lo
afirma en el libro de Juan, en el capítulo 14:6, donde nos dice: “…Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre sino por mí.”. Amén.
Además, debemos tener
presente en primer lugar: que en este momento, usted y yo, estamos viviendo el
reino de exposición de parte de Dios, pero también deben saber, que cuando
nuestro Señor Jesucristo venga en su segunda venida a la tierra, en su venida pública,
Él va a venir a imponer con vara de hierro el reino de Dios conjuntamente con Su
Iglesia…Y esto la voz escrita de Dios Padre nos lo afirma diciendo: “De su boca sale una espada afilada para
herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro...”, Apocalipsis
19:15… y en segundo lugar hermano: que
nuestro
Señor Jesucristo NO solo vino al mundo a salvar al mundo, a multiplicarse a
través de nosotros, a darnos vida y vida eterna, a destruir las obras de
satanás, a buscar y a salvar a los perdidos, a revelarnos al Padre y sobre todo
hermano a anunciar las buenas nuevas del reino, es decir: el evangelio, es
decir: el nuevo estilo de vida a toda criatura… ya que en el evangelio de Juan,
en el capítulo 12:1 al 3, también nos muestra claramente que el Señor vino a este
mundo a revelarnos nuestro caminar como cristiano, como hijo del Dios altísimo,
es decir: que vino al mundo a enseñarnos la posición que todo cristiano nacido
de nuevo debe tener siempre, para prosperar en la obra del Señor, y son:
- PRIMERO: Escuchar la enseñanza, tal como lo hacía Lázaro.
- SEGUNDO: Adorar en espíritu y en verdad, tal como lo hacía María.
- TERCERO: A servir en el ministerio, tal como lo hacía Marta la hermana de Lázaro.
Es por eso amado hermano,
que el salmista nos dice: “¡Qué
bondadoso es el Señor! ¡Qué bueno es él! ¡Tan misericordioso, este Dios
nuestro!”, ver Salmos 116:5.
Por eso, les puedo
afirmar con certeza, que nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo en primer
lugar a enseñarnos a todos los cristianos como debemos vivir en la tierra con
los principios del cielo, es decir: el reino de Dios y Su justicia, ver Mateo
6:10… y en segundo lugar: que nuestro Señor Jesucristo, nos ha dejado
revelado con exactitud, en el evangelio de Juan, en el capítulo 12:1 al 3, a lo
que vino a este mundo, es decir:
- A predicar las buenas nuevas.
- A que lo adoremos, tal como lo hizo María.
- A que lo honremos, tal como lo hacían María y Marta.
- A que lo bendigamos, tal como lo hicieron María, Marta y Lázaro.
Ahora, permítame
enseñarle por medio de la Palabra como debemos de adorar, de honrar, de
bendecir y de conocer qué nos predicó realmente nuestro Señor Jesucristo, tomen
nota:
1.- QUÉ VINO A PREDICAR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
Él vino a predicar a
este mundo acerca de la conversión, es decir: acerca del arrepentimiento, es
decir: acerca de la Metanoia, es decir: acerca de un cambio profundo de la
mente y del corazón… Y es por eso que el perito arquitecto de la Iglesia dice: “No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento...”, ver
Romanos 12:2 RVR 1960. En otras palabras, lo que trato de decirle es que
nuestro Señor Jesucristo vino a enseñar que la voluntad, que la mente, que los sentimientos
y que las aflicciones que emanan del alma y del corazón deben ser transformados
y restaurados… para que la vida del cristiano aquí en la tierra sea santa,
justa y piadosa, porque solo así podrá andar en pos del camino, la verdad y la
vida, llamado Cristo Jesús. Y es por eso que el profeta Jeremías dice: “Engañoso es el corazón más que todas las
cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? “, ver Jeremías 17:9 DHH. Y es por
eso que el apóstol Pablo dice que el que se convierta realmente a nuestro Señor
Jesucristo, debe “…despojarse de su
vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos.”, En
otras palabras lo que nos está diciendo el perito arquitecto es que usted y yo,
que ya hemos aceptado a nuestro Señor Jesucristo como nuestro Señor y Salvador,
debemos cambiar nuestra vana manera de vivir. Y por lo tanto, debemos sembrar
en nuestro corazón amado hermano, que “…El
reino de Dios está cerca. ¡Arrepintámonos y creamos en las buenas nuevas!”, ver Marcos 1:15 NVI.
Además, debemos tener
presente Iglesia de Cristo Jesús, que la conversión exige:
1.- PRIMERO: Un arrepentimiento
genuino del pecado, porque el pecado hunde sus raíces en la mala disposición
del amor y del corazón de las personas, y es por eso que se sitúa en una
actitud de egoísmo y terquedad, y también es por eso amado hermano, que se
proyecta en una vida construida al margen de la ley de Dios, es decir: de sus
mandamientos… porque el pecado es un fallo en lo fundamental de la existencia
cristiana y lo excluye del reino de Dios, o sea de vivir en la tierra con los
principios del cielo, ver Mateo 6:10. Y por lo tanto, debemos tener presente, que
todos los seres humanos al nacer traen en su interior la posibilidad de una
oposición hacia nuestro Padre celestial por culpa del pecado original, que
cometió el primer ser humano en el jardín del Edén, llamado Adán, y por eso
deben tener presente:
- Que la voluntad se inclina maliciosamente hacia conductas pecaminosas.
- Que la inteligencia se mueve entre oscuridades y cae fácilmente en engaños.
- Que la naturaleza humana ha quedado debilitada y herida en sus fuerzas naturales.
- Que las pasiones, las emociones, las aflicciones y los sentidos del alma y del corazón, experimentan un desorden que las lleva a rebelarse al impulso de la razón humana.
2.- SEGUNDO: Abrir el
corazón a la luz nueva. Es por eso que el apóstol Juan en primer lugar nos
dice: “…Dios es luz y en él no hay
ninguna oscuridad.”, ver Primera de Juan 1:5 NVI; y en segundo lugar hermano
nos explica en su evangelio, en el capítulo 3:20 al 21 NVI, las posibles
actitudes que un cristiano puede cometer ante la conversión, afirmando que: “...todo el que hace lo malo aborrece la
luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En
cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea
claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.”. Y por lo tanto,
ten presente, que las buenas nuevas del reino de Dios, es decir: el nuevo estilo de vida, comienza con la conversión personal, ya que
para entrar al reino de Dios es preciso renacer del agua y del Espíritu. Recuerden,
que de esta manera Jesús se lo anuncio al fariseo Nicodemo, prominente entre
los judíos, ver Juan 3:5. En otras palabras, lo que estoy diciendo es que cada
ser humano que se convierte al Señor, debe tener un cambio profundo de mente y
de corazón... Es por eso que Dios, para esta nueva vida, nos envió a Su Hijo
amado. Pero, deben tener presente hermano, que para esta nueva vida existen tres
requisitos, y son:
- Arrepentirse de sus pecados, ver Marcos 1:15.
- Aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador, ver Romanos 10:9.
- Bautizarte en agua y recibir el bautizo del Espíritu Santo, ver Juan 3:1 al 13.
Y es por eso que
nuestro Señor Jesucristo dice: “…En
verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede
entrar en el reino de Dios.”, ver Juan 3:5. Además, nos dice: “…En verdad os digo que si no os convertís
y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.”, ver Mateo
18:3. Y por lo tanto, debemos sembrar en nuestro corazón que: “…cualquiera que haga tropezar a alguno
de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello
una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.”,
ver Mateo 18:6 RVR 1960.
2.- CÓMO LO DEBEMOS ADORAR.
En espíritu y en
verdad, pero antes de abordar este punto permítame decirle: que la palabra adorar
proviene de la palabra hebrea Shachah, que significa: orar, rendir culto,
inclinarse, arrodillarse… Esto quiere decir en primer lugar: que adorar es el
acto más sublime de tributar reverencia, adoración u homenaje a Dios, nuestro
creador y al mismo tiempo es la ofrenda de uno mismo en servicio a Dios Padre. Es
por eso que el salmista decía: “Venid,
adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor.”,
ver Salmos 95:6… y en segundo lugar hermano: que la adoración es un acto
externo motivado por un sentimiento interno que es movido por medio del
Espíritu Santo. Es por eso que el salmista decía: “Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre.”,
ver Salmos 103:1 NVI.
Ahora, continuando
con el punto deben tener presente, que en todas las congregaciones, hoy en día,
existen dos formas de adoración por parte del pueblo, o sea la Iglesia… y son:
1.- PRIMERO: LA
ADORACIÓN FALSA: Esta es la adoración que NO es aceptable delante del Señor, porque
está influenciada por medio del ser humano, como ser: la adoración vana, es
decir: que sus enseñanzas no son más que reglas humanas, ver Mateo 15:8 al 9;
la adoración ignorante, es decir: que adoran sin saber a quién están adorando
realmente y lo hacen no más porque miran que los demás lo hacen; sin
conocimiento, ver Hechos 17:23.
2.- SEGUNDO: LA
ADORACIÓN VERDADERA: Esta es la adoración aceptable delante del
Señor, ya que en primer lugar está dirigida especialmente hacia Él… y en
segundo lugar hermano, porque ésta es la única forma como Dios desea que le
adoren realmente, es decir: en Espíritu y en Verdad. Y esto el apóstol Juan nos
lo afirma diciendo: “…ha llegado ya, en
que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad,
porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y
quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.”, ver Juan 4:23 al
24 NVI, por eso les pregunto.
¿Saben
cómo adorar a Dios en Espíritu y en Verdad?
Bueno, en el libro de
los hechos, en el capitulo 2:42, podemos encontrar las cinco vías de cómo todo
cristiano debe adorar a nuestro Señor Jesucristo en Espíritu y Verdad, tomen
nota:
- Primera vía: La doctrina de los apóstoles, es decir: saber escuchar la enseñanza de la palabra a través de un pastor o predicador, ya que así se edificará tu alma.
- Segunda vía: La comunión, es decir: dar el diezmo y la ofrenda con alegría.
- Tercera vía: El partimiento del pan (de la vida), es decir: participar en la cena del Señor con conocimiento y con responsabilidad, porque la voz escrita de Dios padre dice:
“…el que come y bebe
sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condena. Por eso hay entre ustedes
muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto.” (Primera de corintios
11:29 al 30)
- Cuarta vía: La oración, por eso hay que perseverar en ella con agradecimiento.
- Quinta vía: Los cánticos de alabanza, por eso hay que hacerlo con gozo y con alegría.
3.- CÓMO LO DEBEMOS HONRAR.
Para aclarar este
punto, es necesario buscar el significado de la palabra honra, en primer lugar en
el idioma hebreo y griego; y en segundo lugar en el diccionario secular.
- En el hebreo, la palabra que se usa para honra es: Kabôd, y significa: honor, honra, gloria, multitud, tener peso, riqueza, reputación (majestad), esplendor.
- En el griego, la palabra que se usa para honra es: el verbo Timao, y significa: tener una actitud de honra hacia alguien; tenerle una gran estima, considerarlo preciado... Y por lo tanto, debe tener presente, que la honra expresada con palabras y sin hechos, NO es honra, porque la honra es la elección que nace del corazón, ver Isaías 29:13.
- En el diccionario secular, según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra honra, significa: buena reputación que tiene una persona que actúa conforme a las normas morales, especialmente en lo relativo a la conducta sexual. Además, significa: manifestación de respeto, admiración y estima hacia una persona o varias personas.
Ahora, al concatenar las
tres definiciones anteriores les puedo decir con certeza, que honra es admirar,
valorar, estimar y amar… Y por lo tanto, deben tener presente en primer lugar:
que para que puedas honrar verdaderamente a nuestro Señor Jesucristo lo que
tienes que hacer es servirlo por medio de tus talentos, de tus dones y de tu
inteligencia; También, lo puedes honrar por medio del ayuno, de la oración, de
la alabanza, de la obediencia, del respeto y sobre todo a través de tus bienes…
es decir: dando el diezmo, la ofrenda y la limosna. Recuerda, que la voz
escrita de Dios Padre dice: “Si ayudas
al pobre, le prestas al SEÑOR, ¡y él te lo pagará!”, ver Proverbios 19:17
NTV. Además nos dice: “Honra al Señor
con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros
se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.”, ver
Proverbios 3:9 al 10… y en segundo lugar: que nunca podrás honrar a alguien a
quien no conozcas bien. Es por eso que nuestro Señor Jesucristo decía en primer
lugar: “Si me hubierais conocido,
también hubierais conocido a mi Padre…”, ver juan 14:7… y en segundo lugar:
“…El que no honra al Hijo, no honra al
Padre que le envió.”, ver Juan 5:23. Por eso, debemos tener presente, que
lo que realmente quiere nuestro Señor Jesucristo es que usted y yo, lo honremos
tomando nuestra guía, decisiones y acciones de acorde a la luz de la Palabra de
Dios Padre. Es por eso que hoy más que nunca, ya que los días finales se
acercan, debemos estudiar y meditar la Palabra tanto en el día como en la
noche, ver Josué 1:8, porque si estamos sumisos bajo la ignorancia de la Palabra
NO nos permitirá realmente saber cómo debemos honrar a nuestro Señor Jesucristo.
Por eso, si queremos honrarlo conforme a su majestad, tenemos que conocerlo… Por
eso, debemos tener presente, que el Señor dice: “….Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian.”,
ver Primera de Samuel 2:30 NVI.
Y por lo tanto
debemos tener presente en primer lugar: que la honra sólo es posible cuando
viene del corazón, que honrar NO es una imposición, NO es cuestión de hacer por
hacer, sino más bien es algo que nace del corazón y nace por revelación… y en
segundo lugar hermano: que el propósito de la venida a nuestra vida del
Paracleto, del otro consolador, o sea del Espíritu Santo, fue para que nos
revelara como debemos honrar a nuestro Señor Jesucristo, es decir: exaltarlo y dar
testimonio de Él a los necesitados, ya sean convertidos, convencidos, impíos o
pecadores… y esto amado hermano solo lo podremos conseguir escudriñando y
madurando por medio de la voz escrita de Dios Padre. Por eso, me pregunto y te
pregunto.
¿Qué es una persona
llena del Espíritu?
Es aquella que es
controlada por el Espíritu de Dios y que además tiene un poderoso testimonio a
favor de nuestro Señor Jesucristo y por eso será eficaz testigo de Él. Y es por
eso que nuestro Señor Jesucristo, dice: “…cuando
venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos
tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la
tierra.”, ver Hechos 1:8 NVI. Además, el apóstol Pablo nos dice: “…si alguno no tiene el Espíritu de Cristo,
no es de Él.”, ver Romanos 8:9 RVR 1960.
4.- CÓMO LO DEBEMOS BENDECIR.
Para aclarar este
punto, es necesario buscar en nuestro lenguaje el significado de la palabra bendecir,
en primer lugar en el idioma griego… y en segundo lugar en el diccionario
secular.
- En el diccionario secular, según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra bendecir, significa: dar las gracias, agradecer. Además significa: Alabar, exaltar a una persona o cosa para expresar una gran satisfacción y felicidad.
- En el griego, las palabras que se usan para bendecir, son: Eulogein y Eulogia y se usan sólo en el sentido de hablar bien (con elegancia), de alabar y para enaltecer.
Ahora, podemos ver
que estas dos definiciones anteriores se resumen en el libro de los Salmos, en
el capítulo 34:1 al 3 RVR 1960, donde el rey David nos hace entender con mayor
claridad cuál era el verdadero sentir de su corazón hacia Jehová y además nos
indica lo que debería significar para nosotros el bendecir a nuestro Padre
celestial, y el Salmo dice:
“Bendeciré
a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová
se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová
conmigo, Y
exaltemos a una su nombre.”
Al estudiar estos
versículos, podemos ver, que todo cristiano puede y debe bendecir a nuestro Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo, por medio de la alabanza. Pero, también nos dice hermano,
que existe una sola vía de cómo podemos y debemos glorificar dignamente a
nuestro Padre celestial, y es haciéndolo como nos dice el salmista, es decir: EN
TODO TIEMPO, es decir:
- Cuando se ríe y cuando se llora,
- Cuando estás feliz y cuando estás triste,
- Cuando se está sano y cuando se está enfermo,
- Cuando estás en guerra y cuando estás con paz,
- Cuando se tiene dinero y cuando no se tiene dinero,
- Cuando se está bien comido y cuando se padece hambre.
Esto quiere decir que
el Señor quiere que todos los cristianos, lo bendigamos, en todo tiempo, es
decir: en los tiempos buenos y más aún en los tiempos malos, ya que en esta
etapa de prueba es cuando más se debe alabar al Señor, porque al hacerlo en
esta circunstancia expresamos la seguridad de que a la prueba le seguirá el
triunfo. Es por eso que el apóstol Pablo nos dice: “Regocijaos en el Señor siempre...”, ver Filipenses 4:4. Y por
lo tanto, debemos tener presente en primer lugar: que bendecir al Dios Padre,
Hijo y Espíritu Santo en los momentos difíciles de nuestra vida es expresar nuestra
confianza en Él… y en segundo lugar hermano: que hacerlo es un privilegio y un
gran honor… Es por eso que el salmista dice: “Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.”, ver
Salmos 103:1 al 2. Además, nos dice: “Oh
casa de Israel, bendecid al Señor; oh casa de Aarón, bendecid al Señor; oh casa
de Leví, bendecid al Señor; los que teméis al Señor, bendecid al Señor. Bendito
desde Sion sea el Señor, quien mora en Jerusalén. ¡Aleluya!”, ver
Salmos 135:19 al 21.
EN CONCLUSIÓN
LA BIBLIA NOS HABLA:
“Sabiendo
yo, Dios mío, que tú pruebas el corazón y te deleitas en la rectitud, yo he
ofrecido voluntariamente todas estas cosas en la integridad de mi corazón…..” (Primera de
Crónicas 29:17)
Ahora, podemos
concluir.
Que el Señor espera
que usted y yo podamos conocerlo mejor, ya sea por medio de Su voz audible, o
por medio del Espíritu Santo, o por medio de la prédica, o por medio del
estudio de la Palabra, porque al conocerlo mejor sabremos realmente lo que a Él
le agrada y le desagrada. Y por eso lo adoraremos, lo honraremos y lo
bendeciremos como realmente se debe, es decir: con gozo, con alegría, con un
corazón puro, contrito y humillado… y si así lo hacemos hermano, tengamos la
certeza que el Señor se va a perfeccionar en nosotros… Por eso, cambiemos
nuestra actitud y aptitud, gozándonos y gloriándonos más en nuestras
debilidades que en nuestras fortalezas y si así lo hacemos el Señor nos bendecirá.
Y esto el apóstol Pablo nos lo afirma diciendo: “…muy gustosamente me gloriaré más bien
en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.”, ver Segunda de
Corintios 12:9.
Ministerio Familiar Bonilla-Velásquez
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