QUIERES QUE EL SEÑOR EDIFIQUE TU CASA, ESCUCHA….

LA BIBLIA NOS HABLA:

 “Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos.” (Proverbios 24:3) NVI La Nueva Traducción Viviente dice (NTV): “Una casa se edifica con sabiduría y se fortalece por medio del buen juicio.”

En este día quisiera comenzar esta maravillosa enseñanza del Señor diciendo, que todos los temas que nos imparte el Señor por medio de su bendita y poderosa Palabra son importantes, pero hay unos que de alguna manera vienen a ser más importantes que otros… Por ejemplo: El matrimonio… y el matrimonio sin lugar a dudas es uno de los temas de mayor importancia, porque sin un buen matrimonio no puede haber un buen hogar, aunque no tengan hijos. Entre paréntesis, el matrimonio está compuesto por un hombre y por una mujer aunque en estos tiempos, lamentablemente, existen ciertas personas que lo quieren hacer ver de otra forma, pero “…Dios los creo; varón y hembra los creó.”, ver Génesis 1:27… Y es más, nuestro Señor Jesucristo nos dice en el libro de Marcos, en el capítulo 10:6: “…desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y hembra.”, pero ese no es el punto, el punto es el matrimonio y que el matrimonio es la base para que haya un buen hogar, ¿Qué le quiero decir? Que la célula que conforma el hogar es el matrimonio… Que la célula que conforma la sociedad es la Iglesia… Lo que estoy tratando de decir es que si no hay una Iglesia fuerte con matrimonios fuertes difícilmente… Escuche con atención: Difícilmente va a haber un impacto poderoso y positivo en la sociedad... y es por eso que dice la Palabra en el libro de los Salmos capítulo 127:1: “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican, e inmediatamente después dice: Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.”, pero note usted, que el Señor habla primero de la casa y después de la ciudad, llámese: Sociedad, pero ese no es el punto, el punto es que los matrimonios tenemos que edificar conjuntamente con Cristo Jesús nuestra casa, porque el versículo que acabamos de leer dice claramente: “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican.”, RVR 1960… La Nueva Versión Internacional dice: “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles…”... Eso quiere decir que el Señor es el arquitecto y los matrimonios tenemos que seguir al pie de la letra sus planos arquitectónicos… Lo que estoy tratando de decir es que los matrimonios tenemos que edificar la casa que Dios nos regaló por medio de la Biblia y del Espíritu Santo, ¿Por qué razón? Porque si NO lo hacemos así vamos a edificar, es decir vamos a construir nuestra casa en vano… por eso consejo: Matrimonios, tenemos que convencer al Señor para que Él edifique nuestra casa, ¿Y cómo se hace eso?... Hermano Juan Carlos, disculpe, por medio de suplicas y de ruegos. BUENO, en parte SI y en parte NO, ¿Y por qué digo eso? Porque la Palabra de Dios nos muestra claramente, tres ejemplos, de cómo podemos convencer al Señor para que Él edifique la casa que Él mismo nos regaló.

1.- PRIMER EJEMPLO: Las parteras… y dice la Palabra de Dios en el libro de éxodo, en el capítulo 1:21 RVA 1602: “Y por haber las parteras temido a Dios, Él les hizo casas.”… La Biblia de las Américas nos dice: “Y sucedió que por haber las parteras temido a Dios, Él prosperó sus familias.”… y la palabra hizo y próspero proviene de la palabra Hebrea Asah (H 6213)… y que en otras de sus acepciones, significa: Formó, construyó y edificó… por eso me pregunto y le pregunto: ¿Queremos que el Señor edifique nuestra casa? Cuidemos a los primogénitos del Señor, llámese: Israel, ¿Y por qué digo eso? Porque dice la Palabra que las parteras de las hebreas, no le hicieron caso al mandato que les ordenó el rey de Egipto, y que consistía en darle muerte a todos los primogénitos de los hebreos, es decir a todos los varones que nacían en el lecho del parto, ver Éxodo 1:15 al 21... Hermano Juan Carlos, disculpe, lo que usted está diciendo es que nosotros tenemos que pelear también contra los enemigos de Israel, es decir Palestina, Siria y Rusia. NO… Lo que estoy tratando de decir es que nosotros tenemos, en primer lugar: Que orar por todos los israelitas que aún no se han convertido al Señor… y en segundo lugar: Que nosotros tenemos que buscar al primogénito de Dios, llámese: Señor Jesucristo, ver Colosenses 1:15 al 17, para que lo conozcamos y sigamos con gozo y con alegría el camino que Él mismo nos trazó, pero en obediencia, Amén.

Padres e hijos, ¿Queremos que el Señor edifique nuestra casa? Busquemos con ahínco, es decir con Empeño y Eficacia a nuestro hermano mayor, llámese: Señor Jesucristo, ver Hebreos 2.11, para que Él nos ayude a edificar y a construir nuestra casa con sabiduría y prudencia, ver Proverbios 24:4, es decir para que resolvamos los problemas que surgen en nuestra casa con sabiduría, como ser: El presupuesto del hogar y las tomas de decisiones.

2.- SEGUNDO EJEMPLO: El rey David… y dice la Palabra de Dios en el libro de Primera de Samuel, en el capítulo 25:28 Biblia Torres Amat 1825: “Perdóname, mi señor, a tu sierva ese pecado de Nabal; porque seguramente edificará el Señor para ti una casa estable, segura, por cuanto tú, dueño mío, peleas por el Señor; no se halle, pues, culpa ninguna en ti, en todos los días de tu vida.”… por eso me pregunto y le pregunto: ¿Queremos que el Señor edifique nuestra casa? Convenzámoslo, ¿Y cómo lo podemos convencer? Peleando sus batallas, ¿Qué batallas? Dice la Palabra en el libro de Primera de Timoteo, en el capítulo 6:12: “Pelea la buena batalla de la fe…”... En otras palabras, mantengámonos firmes en la Palabra y en el poder del Espíritu… En otras palabras, considerémonos muertos a nuestros sentimientos y a nuestro razonamiento humano, NO dejando que el pecado reine en nuestro cuerpo mortal… Tenemos que hacer lo que nos dice el Señor Jesucristo: “…Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.”, ver Mateo 16:24… El apóstol Pablo nos lo dice de la siguiente manera: “…más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”, ver Romanos 8:13, ¿Qué le quiero decir? Que el Señor desea y anhela con todo su corazón, que nosotros peleemos sus batallas, porque nos quiere ayudar a edificar nuestra casa... y es aquí en donde surge la pregunta de los 20 pesos: ¿Cuáles son esas batallas? Por ejemplo: “…Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.”, ver Filipenses 2:12. “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha…”, ver Lucas 13:24. “Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas…”, ver Primera de Timoteo 4:16. “Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento…”, ver Segunda de Pedro 1:5. “Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios…”, ver Segunda de Pedro 1:10, ¿Qué le quiero decir? Que nosotros, padres e hijos, nos tenemos que esforzar para la gloria y la honra del Señor en nuestras debilidades, porque nuestro esfuerzo hará que el Señor diga: Esa familia está haciendo un esfuerzo por edificar su casa y su cuerpo, por eso los voy a apoyar… por eso les voy a edificar su casa y su cuerpo, porque su cuerpo es la morada del Espíritu Santo que Yo les envié por medio de mi Hijo unigénito.

Por eso consejo: Quieres que el Señor edifique tu cuerpo, pelea tus propias batallas, porque NO todos tenemos las mismas batallas, por eso: ¿Analízate y evalúate?

3.- TERCER EJEMPLO: Por medio del levirato, ¿Y qué es el levirato? Dice la Palabra en el libro de Deuteronomio capítulo 25:5 al 9: Si dos hermanos comparten el mismo techo y uno de ellos muere sin dejar ningún hijo, la mujer del fallecido no se casará fuera de la familia con un extraño. El cuñado se allegará a ella y la tomará para sí como mujer, y cumplirá con ella su deber de cuñado. Y será que el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre del hermano muerto, para que su nombre no sea borrado de Israel. Pero, NO era obligatorio, pero era una ley, y si no la cumplía, ya sea porque el hijo de la viuda podría dañar el patrimonio del hermano que tenía que cumplir con el levirato… La viuda se iba a la puerta de los ancianos, y les decía: Mi cuñado se niega a establecer un nombre para su hermano en Israel; no quiere cumplir para conmigo su deber de cuñado.” Entonces los ancianos lo llamaban y lo exhortaban. Y si él persiste en eso, la viuda, la cuñada se acercaba a él y en presencia de los ancianos, le quitaba una sandalia de su pie y le escupía en la cara; y ella declaraba: “Así se hace al hombre que no le quiere edificar la casa a su hermano.”. Entre paréntesis, a esa casa se le llamaba: La casa del descalzo… Hermano, disculpe, lo que usted está diciendo es que nosotros nos tenemos que llegar a la esposa de nuestro hermano difunto, ya sea biológico o espiritual, para que Dios nos edifique nuestra casa. NO… Lo que yo estoy tratando de decir es que el Señor nos va a edificar nuestra casa en la medida en que nosotros le ayudemos a edificar la casa a los ausentes, es decir a los difuntos, es decir a nuestros hermanos biológicos y espirituales que ya se encuentran en la presencia del Señor, pero NO sexualmente… Por ejemplo, pero antes permítame decirle, que a los que ejercían el levirato (Hermano mayor o pariente más cercano), se les llamaba en hebreo: Gaál (H 1350), y Gaál significa: Vengar, actuar, redimir, recibir, rescatar o comprar de nuevo; Y dice la Palabra:

“Si uno de tus hermanos llega a ser tan pobre que tiene que vender parte de su posesión, su pariente más cercano vendrá y redimirá lo que su hermano haya vendido.” (Levítico 25:25)

¿Qué le quiero decir? Que nuestro pariente más cercano, llámese: Señor Jesucristo ya nos redimió de todo lo que habíamos perdido… Jesús es nuestro pariente más cercano a través de la encarnación… pues escrito esta: “…Lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.”, ver Romanos 8:3 RVR 1960... Jesús se hizo semejante a nosotros en todos los sentidos, pero sin pecado. “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.”, ver Hebreos 2:17, ¿Qué le quiero decir? Que el Señor Jesucristo, “…se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres, para identificarse con nosotros.”, ver Filipenses 2:7 RVR 1960, ¿Y por qué les dije lo anterior? Porque dice la Palabra en el libro de Hebreos, en el capítulo 4:15 RVR 1960: “…No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”… Hermano; Hermana, Jesús es nuestro pariente más cercano… Jesús es nuestro único redentor… Jesús tiene el derecho para redimirnos… Gracias Dios, porque le diste el derecho a tu Hijo unigénito para que nos redimiera de todo lo que habíamos perdido.

Pero ese no es el punto, el punto es que nosotros le tenemos que ayudar a edificar la casa a los ausentes, es decir a nuestros hermanos biológicos y espirituales que murieron en Cristo, ¿Y cómo se hace eso?… Por ejemplo: Dos hermanos se casaron y tuvieron cinco hijos… Entonces, el marido tiene que trabajar siete veces más y por eso tiene tres trabajos de seis horas cada uno… Y un día saliendo del segundo hacia el tercero se durmió en su coche y sufrió un accidente, se murió… Entonces, algunos hermanos biológicos y espirituales, dicen: Tenemos que orar por la hermana y por sus hijos, pobrecitos, ¿Qué van hacer?, ¿Se los llevó el rio? Ellos NO le están edificando la casa al ausente… por otro lado, alguien se dice: Yo tengo cuatro hijos, pero eso no me impide que le lleve a la hermana un supermercado al mes mientras consigue un trabajo… y otro se dice: Me comprometo a pagarle la educación a uno de los niños hasta que se gradúe… Hermano Juan Carlos, disculpe, podría cambiar de tema...

Yo solo estoy explicando lo que significa el levirato espiritual, no se perturbe, pero el punto es que si usted y yo queremos que el Señor edifique nuestra casa, pregunto: ¿Qué tenemos que hacer? Ejercer el levirato en la casa que se encuentre el ausente, ya sea de algún familiar o de algún hermano en Cristo o de los demás, y en ese orden, pues escrito esta: “…Si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.”, ver Primera de Timoteo 5:8… En otras palabras, si usted coloca un ladrillo en la casa de un ausente, ya sea familiar, o hermano en Cristo, o de un necesitado; Así dice el Señor: Yo el gran yo soy pondré cinco ladrillos en esa casa, porque “…yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco.”, ver Primera de Samuel 2:30… por eso consejo: ¿Queremos que el Señor edifique nuestra casa? Ejerzamos el levirato espiritual, pero en privado… pues escrito esta: Pero , cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”, ver Mateo 6:3 al 4 RVR 1960.

Por eso escucha lo siguiente con mucha mayor atención:

“El que se apiada del pobre presta al Señor, y Él lo recompensará por su buena obra.”, ver Proverbios 19:17… “¡Bendito es el hombre que piensa en el pobre y el necesitado! En el día malo, Yahweh los salvará.”, ver Salmos 41:1, Biblia Kadosh Israelita Mesiánica.

Por eso quisiera terminar esta maravillosa enseñanza del Señor diciendo, que la causa por la cual la familia en la sociedad, está pasando por problemas y en algunos casos destruyéndose, es: Porque no toman en cuenta las normas de Dios. Y esto no es de extrañarse, pues algunos las desobedecen… y otros, las ignoran, porque nunca se las han enseñado… por eso me pregunto y le pregunto: ¿Estamos dispuestos a seguir las normas del Señor? Si su respuesta ha sido un rotundo SI, permítame decirle: Que el Señor le ayudará a edificar su casa… y “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican…”, ver Salmos 127:1… En otras palabras, Dios tiene que ser el centro de nuestro hogar. No como un artículo de tocador o como el doctor que solamente se le busca cuando se requiere de sus servicios; Dios tiene que ser para nosotros como lo es el sol para los planetas… Los planetas se encuentran girando alrededor del sol cumpliendo un ciclo vez tras vez. De igual manera sucederá en nuestro hogar si nosotros, padres e hijos, NO nos salimos del orden que Dios ha establecido en nuestra vida, ¿Qué le quiero decir? Que primero es Dios, y después es la familia y el trabajo, y por último es la Iglesia como ministerio, ¿Qué le quiero decir? Que Dios tiene que ser la base de la familia para que haya una iglesia fuerte y poderosa, ¿Qué le quiero decir? Que SI no hay matrimonios fuertes con una Iglesia fuerte, difícilmente… Escuche con mucha mayor atención: Difícilmente va a haber un impacto poderoso y positivo en la sociedad…

Por eso consejo y no mío sino del proverbista: “Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; y con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable.”,
ver Proverbios 24:3 al 4 LBLA.

¿Qué le quiero decir? Que nosotros, padres, le tenemos que pedir al Señor que nos ayude a edificar nuestra casa, en primer lugar, con sabiduría y con prudencia… y en segundo lugar, con conocimiento, ¿Por qué razón? Porque la sabiduría y el conocimiento nos llevarán al éxito en los negocios… El Señor quiere que nosotros, padres, cuidemos nuestro negocio, llámese: Hogar, y que lo llenemos de buenos y preciosos muebles, pero también desea y anhela, que edifiquemos con su ayuda a nuestra amada y bendita familia con sabiduría, para que podamos resolver sabiamente cualquier problema que se nos suscite en nuestro hogar.

Padres y madres, edifiquemos la familia que Dios nos regaló con sabiduría, pues escrito esta: “…Cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca…Y todo el que oye estas palabras mías (Cristo), y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.”, ver Mateo 7:24 al 27, Amén.


30 de Marzo de 2019
Ministerio Familiar Generación Apartada para Cristo

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