EL PAN QUE NECESITAMOS

LA BIBLIA NOS HABLA:
““Yo he descendido del cielo”…Yo soy el pan de la vida...Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre... ” (Juan 6: 42, 48 y 51)

En este día, en que el Señor nos ha traído a participar de Su mesa, para que renovemos nuestro pacto, quisiera comenzar esta maravillosa enseñanza con tres versículos, que yo sé que sé, que todos los cristianos y los no cristianos conocemos, y son: “…Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día.”, ver Mateo 6:9 al 11. Estos versículos nos están diciendo, en primer lugar: que hay un pan que nos pertenece, que hay un pan para cada día… y en segundo lugar, nos están diciendo que tenemos un Padre, y es por eso que yo Juan Carlos Bonilla, les puedo decir con certeza, que nuestro Señor Jesucristo además de redimirnos, de injertarnos, de salvarnos… vino al mundo a darnos una revelación y esa revelación era la revelación de la paternidad, es decir que usted y yo tenemos un Padre en los cielos al cual le podemos clamar como nos dice el profeta Jeremías en su libro, en el capítulo 33:3, que dice: “Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú aun no conoces.”, porque usted y yo hemos sido adoptados como hijos… y esto el apóstol Juan nos lo afirma diciendo: “Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos…”, ver Primera de Juan 3:1. Sabía usted, que en los tiempos de nuestro Señor Jesucristo y aun en estos tiempos, muchos judíos no se atreven a mencionar el nombre de nuestro Padre celestial y por eso lo llaman Hashem (el nombre), Adonai (el Señor), YHVH o JHWH (el yo soy), pero lo que yo sí sé, y les puedo decir con certeza, es que la Palabra dice: que los discípulos del Señor le dijeron: Señor enséñanos a orar como tu oras y entonces Él les dijo: cuando ustedes oren lo primero que deben de reconocer es paternidad, por eso antes de comenzar su oración tienen que decir: “…Padre nuestro que estás en los cielos…”, ver Mateo 6:9. Esto quiere decir que usted y yo debemos despojarnos del espíritu de orfandad, porque el espíritu de orfandad no permite externar el amor, porque el espíritu de orfandad seca los pechos de la madre y eso impide el crecimiento y el desarrollo de los hijos, y porque el espíritu de orfandad debilita, quita y despoja al pueblo de Dios… y es por eso que el perito arquitecto de la Iglesia de Cristo Jesús nos dice que la única forma en que nosotros podemos derrotar al espíritu de la orfandad es recibiendo un espíritu “…de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”, en donde Abba, es una palabra aramea que significa más o menos en nuestro idioma Papi, Papito… ver Romanos 8:15, Gloria a Dios, Aleluya.

Ahora, volviendo al punto, es decir al libro de Mateos capítulo 6:9 al 11, podemos ver que el pan nuestro de cada día es un alimento, que el pan nuestro de cada día es el pan que nos podría fortificar o debilitar, porque nuestra dieta no está en nuestras manos… y esto la voz escrita de Dios Padre nos lo afirma diciendo en el libro de Mateo, en el capítulo 6:11, que dice: “El pan nuestro, el necesario, dánoslo hoy.”, otra versión nos dice: “Danos el pan que necesitamos hoy.”, otra versión nos dice: “Danos hoy el pan que nos corresponde.”, ver BIBLIA PABLO BESSO, BIBLIA KADOSH, BIBLIA LATINOAMERICANA 1995, Amén.

Esto quiere decir que tú dieta y mi dieta no está en nuestras manos, sino en las manos del Señor, es por eso que la voz escrita de Dios Padre nos dice que el Señor es el que nos enviará el pan que necesitamos, que el Señor es el que nos enviará el pan que nos corresponde comer cada día… En otras palabras, lo que estoy diciendo es que usted y yo debemos orarle siempre a nuestro Padre celestial, porque Él es el que nos va a dar el pan que nos corresponde para cada momento, ya sean panes que nos gusten o no nos gusten… por lo tanto, debemos tener presente, que nuestro Padre celestial desea que nosotros comamos de todo, en primer lugar, porque “…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”, ver Hechos 14:22… y en segundo lugar, porque nuestro Padre celestial tiene un propósito para nuestra vida, es decir un plan de bienestar… y esto el profeta Jeremías nos lo afirma diciendo: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”, ver Jeremías 29:11 NVI, Es por eso que yo en este día con la ayuda del Espíritu Santo, quiero hablarle a usted de ese pan que necesitamos, de ese pan que nos corresponde, es decir del pan que nuestro Padre celestial cree que podamos necesitar para nuestra formación espiritual, por eso abramos nuestras Biblias en el libro de Deuteronomio, en el capítulo 16:3 NVI, y comencemos…

“No comerás la Pascua con pan leudado, sino que durante siete días comerás pan sin levadura, pan de aflicción, porque de Egipto saliste de prisa. Lo harás así para que toda tu vida te acuerdes del día en que saliste de Egipto.”

Al estudiar el contexto de este versículo y los versículos paralelos nos damos cuenta que en el libro de Éxodo, el pueblo de Dios, es decir el pueblo de Israel, cuando iba a salir de Egipto estaba en un momento de crisis y en ese momento el Señor les cambió su alimentación, es decir que les dio el pan que necesitaban, es decir que les dio el pan que les correspondía, es decir el pan de la aflicción… En otras palabras, lo que estoy diciendo es que el Señor le permitió al faraón que le diera a Su pueblo la dieta de la aflicción por medio de la carga laboral, es decir que les duplicó el trabajo y por eso ellos no podían adorar y mucho menos clamar al Señor… ¿Por qué razón? Porque Él tenía un plan y un propósito para sus vidas… Esto es más o menos parecido cuando nosotros los padres les damos a nuestros hijos que están pequeños, los famosos licuados, ya sean de frutas o de verduras, porque sabemos que eso es bueno para su crecimiento y desarrollo físico, intelectual e inclusive espiritual… pero el punto es que el Señor a Su pueblo le dio el pan que le correspondía, es decir el pan de la aflicción y la palabra aflicción que aparece en este versículo viene de la palabra hebrea SóIo (# 6040), que significa: miseria, pobreza. Esto nos deja ver, en primer lugar: que el pueblo de Israel pasó comiendo, no sé por cuantos años, el pan de la miseria, el pan de la pobreza y por eso pasaban cansados físicamente y mentalmente, y por eso no podían ir a los cultos a orar, a alabar y a adorar… y por eso habían descuidado su vida espiritual y secular… y en segundo lugar: que el pueblo de Dios se había acomodado a vivir en Egipto, que el pueblo de Dios se había acostumbrado a vivir en el mundo… Esto nos deja ver claramente que si el Señor permitió que la aflicción descendiera sobre el pueblo de Israel, también Él puede permitirle al enemigo que derrame la aflicción sobre Su Iglesia, sobre sus hijos, para que nosotros podamos encontrar el propósito ¿Cuál es el propósito del Señor para con nosotros? Que aprendamos a clamar ¿Para qué? Para que cuando estemos pasando por esta tribulación le podamos pedir diciendo a nuestro “…¡Abba, Padre!”, a nuestro Papito: Papito sácanos con tu mano poderosa… En otras palabras, lo que estoy diciendo es que cuando estemos afligidos, clamemos al Señor para que Él nos libre de toda atadura, ya sean de aflicción, de angustia, de amargura, de pobreza, de miseria, de depresión, de enfermedad, de explotación en el trabajo. Por lo tanto, debemos saber que si estamos pasando por tribulaciones o pruebas, lo mejor que podemos hacer es recordar que el Señor está con nosotros, por eso, acerquémonos a Él y llenémonos de Fe, porque Él es nuestra mejor defensa. Es por eso que el apóstol Juan decía: “…todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”, ver Primera de Juan 5:4 al 5, Gloria a Dios.   

Consejo: yo no sé qué pan estés comiendo, pero puede ser que estés comiendo un pan de aflicción, de enfermedad, de miseria, o que se yo… pero, lo que yo sí sé, es que este pan es para que usted amado hermano, aprenda a clamar y a confiar en nuestro Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, por eso “No temas, porque Dios está contigo; no te desalientes, porque Dios es tu Dios. Te fortalecerá, ciertamente te ayudará, sí, Él te sostendrá con la diestra de su justicia.”, ver Isaías 41:10, Amén.

Ahora, miremos Salmos capítulo 42:3 RVR 1960.

“Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?”

El contexto de este versículo nos muestra que el rey David estaba pasando por una prueba difícil, llámese el destierro, y por eso se decía: Señor  “…¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué ando sombrío por la opresión del enemigo? Señor has quebrantado mis huesos, por eso, ya no puedo danzar, por eso ya no puedo estar con mi pueblo y por eso mis adversarios me afrentan, y lo peor Señor es que la gente se me acerca y me dice: ¿Dónde está tu Dios?”, ver Salmos 42:9 al 10. Esto quiere decir que usted y yo tendremos que probar de este pan, del pan de lágrimas, en algún momento de nuestra vida… tal cual como lo probó el rey David, el rey Ezequías y el sacerdote Eli, en primer lugar, porque “…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”, ver Hechos 14:22… y en segundo lugar amado hermano, porque las tribulaciones y las pruebas desarrollan el carácter piadoso, y eso nos permite “…gloriarnos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, no defrauda, no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.”, ver Romanos 5:3 al 5. Ejemplo de esto lo podemos ver cuando el rey “…Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Así dice el Señor: Pon tu casa en orden, porque morirás y no vivirás, pregunto ¿Cuándo recibió ese mensaje el rey Ezequías, qué hizo? Se glorió en medio de la tribulación, en medio de la prueba, porque dice la voz escrita de Dios Padre, que él volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor, diciendo: Te ruego, oh Señor, que te acuerdes ahora de cómo yo he andado delante de ti en verdad y con corazón íntegro, y he hecho lo bueno ante tus ojos. Y Ezequías lloró amargamente, es decir que Ezequías comió del pan de lágrimas.”, ver segunda de Reyes 20. En otras palabras, lo que le dijo Ezequías fue: “Te ruego, oh Señor, que te acuerdes…”, de cuánto dinero he ofrendado para tu templo, de cómo te he alabado, de cómo te he adorado, de cómo te he danzado, de cómo te he servido, de cómo “…he hecho lo bueno ante tus ojos…”, pregunto.

¿Qué fruto recibió Ezequías por haber llorado, por haber comido de ese pan de lágrimas?

El fruto de la restauración para su vida, para su familia y para su pueblo, porque dice la voz escrita de Dios Padre, que el Señor vio las lágrimas del rey Ezequías y le dijo al profeta: “Vuelve y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: “Así dice el Señor, Dios de tu padre David: ‘He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, te sanaré…Y añadiré quince años a tu vida, y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria; y defenderé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.”, ver Segunda de Reyes 20:5 al 6. Esto quiere decir, en primer lugar: que si usted y yo nos gloriamos en medio de las pruebas o de las tribulaciones, el Señor nos va a traer restauración a nuestra vida y a nuestra familia… y en segundo lugar: que si usted y yo nos fortalecemos en nuestras debilidades nuestro Padre celestial abrirá las compuertas de los cielos y derramará sobreabundantemente sobre nuestra vida y sobre nuestra familia, porque la Palabra dice: que nuestro Padre celestial tiene “…planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darnos un futuro y una esperanza llena de bienestar.”, ver Jeremías 29:11 NVI, Gloria a Dios, Aleluya.

Sabe, yo no sé cómo viene usted, yo no sé lo que usted está viviendo, pero lo que yo sí sé, es que usted tiene un Padre en los cielos y que ese Padre no tiene ningún despropósito para su vida… por eso, yo quiero que usted entienda que lo que le esté sucediendo en este momento es necesario para su bienestar y para el proyecto y para el plan que nuestro Padre celestial tiene para que usted pueda obtener todas las promesas que Él tiene preparado desde la creación… pero, también debe tener presente, que a veces le tocará comer del pan de lágrimas, porque solo así usted podrá comprender que cuando el Señor levanta las manos, sólo las lágrimas se las pueden bajar… Por lo tanto, debemos tener presente, que si el diablo nos levanta las manos, el Señor se las bajará ¿Pero si Dios las levanta quien se las bajará?

Ahora, miremos Salmos capítulo 127:2 RVR 1960.

“Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.”

Al leer el contexto de este versículo nos damos cuenta, que el rey David está diciendo: que la prosperidad viene del Señor, es decir: que “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.”. Esto quiere decir que de nada sirve que nos levantemos de madrugada y nos acostemos tarde para comer el pan de afanosa labor, el pan de fatigas, el pan de dolores… Por lo tanto, debemos tener presente, que si el Señor permite que este pan entre en nuestra vida, tenemos que gloriarnos en medio de esta prueba, para no caer como cayó Abraham, el padre de la Fe, porque dice la Palabra que cuando el Señor se le apareció a Abram, y le dijo: “…yo soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande, él le contesto: yo tengo dinero, yo tengo propiedades, pero no tengo heredero y por eso el que va a heredar lo que tú me has dado es Eliezer de Damasco.”. Esto quiere decir que si usted y yo permitimos que este pan habite en nuestro ser, hará brotar una raíz de amargura y por eso cuando se nos manifieste el Señor en vez de postrarnos a sus pies y pedirle que se quede, le comenzaremos a alegar, le sacaremos toda la amargura, puro Job… por eso, cuando ese pan llegue a nosotros debemos gloriarnos y clamarle al Señor, porque al final veremos al Señor obrando en nuestra vida, Aleluya.

Y por lo tanto, debemos tener presente, que el Señor quiere estar en todos nuestros asuntos, es decir en todo lo que hacemos en nuestro hogar, en nuestra Iglesia, en nuestra empresa, en nuestro trabajo, en nuestra escuela, en nuestro colegio, en nuestra universidad e inclusive hasta en lo sentimental… AHÍ ES DONDE NUESTRO SEÑOR QUIERE ESTAR, Amén. 

Ahora, miremos Génesis capítulo 49:20 RVC.

“El pan de Aser será sustancioso, será suculento; él brindará deleites dignos de un rey.”

Al investigar este versículo en la Palabra y en los diccionarios Bíblicos, nos damos cuenta en primer lugar: que Aser viene de la palabra hebrea Asher (# 768), y quiere decir: felicidad, buena suerte… y en segundo lugar: que los rabinos a este pan le llaman el pan del óleo, el pan oleoso, porque tenía mucho aceite, porque era el deleite de los reyes, por eso, le puedo decir con certeza, que a nuestro Padre celestial no le gusta vernos humillados todo el tiempo, la humillación es buena, porque la Palabra dice: todo “…el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.”, ver Lucas 14:11 DHH. En otras palabras, lo que nos está diciendo nuestro Señor Jesucristo es que todo el que se enaltece a si mismo será humillado y todo el que se humilla será exaltado por Su Padre. Ejemplo de esto lo podemos ver cuando nuestro Señor Jesucristo llegó al rio Jordán, es decir al rio de la humillación para ser bautizado por Juan el bautista, dice la Palabra, que después de haberse humillado, es decir: “Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua; y he aquí, los cielos se abrieron…y se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido.”, ver Mateo 3:13 al 17 NVI y LBLA. Esto quiere decir que el Señor no se deleita en el que pasa todo el tiempo humillado. En otras palabras, lo que estoy tratando de decir es que a nuestra dieta no solo la debe sustentar el pan de aflicción, el pan de las lágrimas, el pan doloroso, el pan de la humillación… Por lo tanto, debemos tener presente, que en este día usted y yo hemos venido a la mesa del Señor a cambiar la dieta, yo no sé qué pan estés comiendo, pero lo que yo sí sé, es que en este día el Señor nos está diciendo: les voy a cambiar la dieta, les voy  a dar un pan, un pan sustancioso, un pan suculento, un pan grueso, un pan sabroso, un pan oleoso, es decir un pan ungido, porque al comérselo los  llenaré de unción, porque no para siempre se trilla el trigo… por eso, debemos tener presente, que en este día, hemos venido a comernos el pan que necesitamos, el pan que nos corresponde, es decir el pan de la unción, el pan que nos habilita, el pan que nos va a levantar de en medio de las cenizas, de en medio de la prueba, de en medio de la tribulación, Aleluya.

Y por lo tanto, debemos tener presente, que si nos está tocando una dieta que no nos gusta, es nuestro “…¡Abba, Padre!”, que nos la está dando, ¡ Y ESO NOS VA A TRAER BUENOS FRUTOS!

Ahora, miremos Juan capítulo 6:51.

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne.”

Este versículo nos está diciendo, que nuestro Señor Jesucristo es el pan de vida. Esto quiere decir que el pan que comeremos hoy en la mesa del Señor, representa al cuerpo de Cristo y que ese pan es pan de vida, porque nos puede cambiar la genética, es decir nuestras aflicciones, nuestras lágrimas, nuestros dolores, nuestros pecados, nuestras enfermedades… porque lo que hace este pan es llegar a donde está la enfermedad… por eso, debemos tener Fe en lo que estamos haciendo, porque si se da cuenta esto no es como le habían enseñado, un pedacito de pan y una copita de vino, sino que hay que captar el trasfondo espiritual que eso lleva, porque al que lo hace sin Fe no le va a servir para nada… es decir que si a ese pedacito de pan sin levadura usted le pone Fe, este se convierte en pan de vida, porque lo está introduciendo adentro de usted, y note que no es una vida Bíos, natural, sino una vida Zoé, del espíritu y esta la da Jesús...

Por eso, en este día, yo quiero concluir con este versículo, que dice: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la participación en la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la participación en el cuerpo de Cristo?”, ver Primera de Corintios 10:16. Este versículo nos muestra claramente que cuando nos congregamos para participar de la mesa del Señor, la Iglesia de Cristo debe participar del pan y del vino de manera digna, pero en este día yo estoy haciendo énfasis en el pan, por eso me fui a investigar este versículo a la Palabra y a los diccionarios Bíblicos, y pude darme cuenta que la palabra participación viene de la palabra griega koinonía (# 2824), que quiere decir: comunión, participación, compañerismo, contribución, beneficio, sociedad… por eso, yo les puedo decir con certeza, que este pan que necesitamos hoy, que este pan que nos corresponde hoy, es el pan de la sociedad, porque al comernos este pan de participación, nos hace socios del Señor y Él se convierte en nuestro Proveedor. En otras palabras, lo que estoy diciendo es, que si usted y yo nos comemos este pan de la sociedad, todo lo que hagamos nos va a prosperar porque estamos en sociedad con el Señor, y la Palabra nos dice: “El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia.”, ver Proverbios 28:13 BIBLIA SIGLO DE ORO. Es por eso que debemos tener presente, que hay un reino en los cielos, que hay un Rey en los cielos y que usted y yo debemos respetar sus leyes, y sobre todo debemos bajar ese reino a nuestros corazones, porque solo así nuestra vida va a ser transformada… Por eso, amado: “Tened cuidado…no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad.”, ver Hebreos 3:12 al 14, Amén.


06 de Agosto de 2016
Ministerio Familiar Bonilla-Velásquez 

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