NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN EL TEMPLO

LA BIBLIA NOS HABLA:

“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” 
(Primera de Corintios 3:16) RVR 1960

Hace una semana comencé a enseñar un misterio para mí, de cómo el Señor entra en nosotros y empieza a crecer, como lo dijo Juan el Bautista en el libro de Juan, en el capítulo 3:30, que dice: “Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.”, para que en algún momento llegue a ser un Jesús maduro y pleno dentro de nosotros… En otras palabras, lo que estoy tratando de decir en primer lugar es que cuando nuestro Señor Jesucristo crece más que nosotros inmediatamente Él ya no está dentro de nosotros, sino que nosotros estamos adentro de Él porque ha crecido tanto que nos ha absorbido y esto comienza cuando llegamos a Él, aceptándolo como nuestro Señor y Salvador… y en segundo lugar: que cuando Jesús entra en nosotros, entra una semilla de vida en nuestro corazón, entonces esa semilla que se llama Jesucristo empieza a crecer y llega a ser prefigurado en la voz escrita de Dios Padre en sus visitas al templo como un niño de ocho días presentado y circuncidado, después como un niño de doce años, después como un hombre maduro siendo tentado por el diablo y después siempre en el templo echando fuera “…a todos los que compraban y vendían en el templo…”, ver Mateo 21:12, porque la casa, es decir: nuestro templo, es decir: nuestro cuerpo, debe estar limpio de estorbos, de lazos, de lastres… que puedan estar impidiendo que Jesús crezca en nosotros para que se convierta en un gigante dentro de nosotros y llegue el momento en que nosotros ya no estemos CON ÉL, sino que nosotros estemos EN ÉL, por eso nosotros debemos ser casa de recogimiento, casa de oración… para que les podamos ayudar a los cojos y a los ciegos, porque espiritualmente hablando los cojos representan a los que mezclan la Iglesia y el mundo, y los ciegos son los que no tiene visión cristiana y solo ven desde afuera como la Iglesia de Cristo Jesús crece… Recuerden, que nosotros debemos reflejar la santidad (la honestidad) de Dios, es por eso que Jesús dijo: ““Mi casa será llamada casa de oración”, pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones.”, ver Mateo 21:13. Y es por eso que el apóstol Pablo nos dice: que “…vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente.”, ver Tito 2:12. Lo que estoy tratando de decir es que usted y yo, no debemos ser como muchos religiosos que usan a la Iglesia de Cristo Jesús como una cueva de ladrones, o sea para sus propios beneficios sin importarle nada más…

Y por lo tanto, debemos tener presente, que la influencia de Jesús debe seguir creciendo en nosotros, para que el hombre viejo cada día pueda ir muriendo… pero no debido al legalismo, sino debido al crecimiento que Él está operando en nosotros, y si así lo hace, tenga la certeza que Él va a seguir creciendo hasta que llegue a ser tan grande que ya no lo tendrá adentro de usted, porque los papeles se han invertido, es decir: que Él te absorbió y al absorberte ya no está CRISTO EN TI sino que tu estas EN CRISTO, y cuando eso se da dice la voz escrita de Dios Padre, que llegamos a alcanzar unas bendiciones extraordinarias, que son: el que está en Cristo Jesús “…nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.”. Además nos dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús…”, ver Segunda de Corintios 5:17 y Romanos 8:1. Gloria a Dios, Aleluya.

Esto nos deja ver claramente, que no basta con haber levantado la mano un día y haber dicho YO ACEPTO A JESÚS COMO MI SEÑOR Y SALVADOR. Por eso, debemos tener presente, que si Él no sigue creciendo dentro de nosotros, nos vamos a convertir en religiosos… y el religioso a final de cuentas tiene que imitar lo que ve de otros y esto se vuelve abominable. Es por eso que la Palabra dice: que nosotros los nacidos de nuevo somos como el viento que “…sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va…”, porque el Señor nos está guiando, ver Juan 3:6 al 8. Además, también nos dice: que “…todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.”, ver Romanos 8:14, pero la palabra hijo que aparece en este versículo, es la palabra griega Huios, que significa: maduro, un hijo maduro de Dios… pero hoy en día existen muchos cristianos, entre comillas, que NO son guiados por Dios, porque solo tuvieron acceso a un Jesús de ocho días, bueno tuvieron acceso a todo cuando les dieron a Jesús, pero lamentablemente no permitieron que Él siguiera creciendo en sus vidas… por eso yo quiero que Jesús crezca en nosotros definitivamente para que un día podamos decir al igual que el apóstol Pablo “Con Cristo estoy juntamente crucificado, ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…”, ver Gálatas 2:20, pero deben tener presente, que este versículo nos muestra dos facetas, ya que la primera parte del versículo dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado…”, y ¿Cuantos están crucificados con Cristo? ¿Cuántos se han bautizado en aguas? Disculpe, pues a usted lo crucificaron con Cristo porque el bautismo en agua en algún momento significa eso, pero la segunda parte “…ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…”, esto no muchos lo pueden decir, perdone que YO le asegure esto, pero eso no muchos lo pueden decir, porque hasta los dos ladrones que estaban en el monte Gólgota estaban crucificados juntamente con Él, y no por eso dejaron de ser los dos ladrones, pero la siguiente frase “…ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…”, esa es otra cuestión, aunque parecería que este es el inicio de la que le expliqué; pero mejor volvamos al punto, para poder seguir enseñando esta palabra tan maravillosa que el Señor puso en mi espíritu y que trata de nuestro Señor Jesucristo en el templo, entendiendo que el templo somos nosotros, porque la voz escrita de Dios Padre dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”, ver Primera de Corintios 6:19 RVR 1960.

Pero, antes de continuar con la enseñanza quisiera decirle, que cuando YO digo nuestro Señor Jesucristo en el templo me refiero a una palabra extraordinaria que está escrita en el Antiguo Testamento y que nadie la había tomado como debe de ser… porque eso solo el Espíritu Santo la puede explicar hermano. Esa palabra se encuentra en el libro de Hageo, en el capítulo 2:9, que dice: ““La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”…”, pregunto ¿Cuál era la primera casa? La del rey Salomón, aunque ya había estado en el tabernáculo de Moisés, aunque ya había estado en el templo de Silo, aunque ya había estado en el tabernáculo de David, pero realmente el templo glorioso, la primera casa… ni más ni menos fue el templo de Salomón, porque dice la Palabra en primer lugar: que en esos días la plata era vista como poca cosa debido a la abundancia de oro que había, ahora, imagínese como era ese templo, ¿Algunos de ustedes se lo ha imaginado alguna vez?... y en segundo lugar, dice la voz escrita de Dios Padre que ese templo lo formaron por aparte y el día que lo ensamblaron no se oyó ni siquiera un martillazo, y además nos dice: que en la inauguración el rey Salomón hizo tantos sacrificios de cabras, “…ovejas y bueyes que no se podían contar ni numerar.”, ver Primera de Reye 8:4, y por eso hasta los sacerdotes perdieron sus turnos…

Pregunto ¿Ya se cumplió esa profecía sí o no? Deben tener presente, que cuando se da una profecía bíblica se da bajo dos planos, es decir: el plano físico y el plano literal. Estos planos se revelan de manera inmediata, a mediano plazo y a largo plazo… es decir: que se lo dicen a Pedro para que lo entienda Juan, por eso les puedo decir con certeza que ambos planos ya se cumplieron, el día que apareció un niño de ocho días de nacido en ese templo. Era la gloria de Dios, nadie la miraba y mucho menos nadie sabía que se estaba cumpliendo esa profecía, por eso cuando Jesús aparece en el templo a los doce años y se para en la cátedra de Moisés y lee el libro de Isaías capítulo 61, y que también está escrito en el libro de Lucas, en el capítulo 4:18 al 19, que dice: “El Espíritu del Señor esta sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres. Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos, y la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor.”, lo que nuestro Señor Jesucristo les estaba diciendo es que Él era la gloria postrera, que la gloria de Dios era Él. En otras palabras, lo que yo le estoy tratando de decir a usted es que la gloria de Dios, se llama Jesús y esto hermano lo había visto el profeta Hageo, y por eso dijo: ““La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”…”, ver Hageo 2:9, y ahora resulta que la casa somos nosotros, que el templo somos nosotros y por lo tanto que la gloria de Dios, que se llama Jesucristo, penetró en nosotros… En otras palabras, lo que estoy diciendo es que después de haber sido sepulcros, nuestro Señor Jesucristo nos llama y trabaja en nosotros para que lleguemos a ser el templo de Dios y podamos decir con certeza que la gloria de Dios habita en nosotros, porque Jesús habita en nosotros… Por eso es que nuestro Señor Jesucristo quiere expandirse dentro de nosotros… en primer lugar, para que dentro de ese proceso, nosotros disminuyamos a nuestro YO y digamos YO EN CRISTO… y en segundo lugar hermano, para que el hombre viejo muera finalmente y alcancemos el aroma a la santidad de nuestro Señor Jesucristo. Es por eso que el apóstol Pablo nos dice: “…que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”, ver Efesios 4:13, “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”, ver Colosenses 2:9 RVR 1960.

Entonces, ahora viene Jesús y llega al templo en el libro de Juan, en el capítulo 5:14, y dice:

“Después de esto Jesús lo halló en el templo y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, 
para que no te suceda algo peor.”

Cuando leemos todo el capítulo cinco de este versículo, podemos notar en primer lugar: que en ese momento se estaba celebrando una fiesta y la mayoría de los eruditos dicen que es la fiesta de la pascua, y la fiesta de la pascua es el sacrificio del Cordero que nos hace salvos… y en segundo lugar: que en medio de esa fiesta entró Jesús en un lugar donde había un estanque que tenía cinco pórticos, llamado Betesda y allí se encontró con aquel hombre que tenía 38 años de estar enfermo esperando a que alguien lo introdujera al estanque, porque se decía que un ángel descendía para mover las aguas y el que estuviera dentro del estanque en ese momento, era sanado. Jesús es tremendo hermano, primero, porque Él entró en ese lugar y segundo, porque le dice al paralitico quieres ser sanado, y él le contestó: “Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo.”, como usted lo ve, el paralitico NO contestó lo que tenía que contestar. 

Ahora, déjeme explicarle porque digo que Jesús es tremendo: Ese lugar que tenía los cinco pórticos y esa piscina está ampliamente documentado que estaba dedicado a Esculapio ¿Quién es Esculapio? Es un dios pagano que está tipificado con dos serpientes entrelazadas, que es el símbolo que hoy en día utilizan los médicos... Ahora, volviendo al punto, esto quiere decir que lo que sucedió con aquel enfermo es que nuestro Señor Jesucristo entró a ese lugar para arrebatarle al diablo el alma de aquel enfermo, porque si el enfermo entraba en el estanque de Betesda y era sanado, hubiera quedado atado al supuesto milagro que aquel demonio le hubiera concedido. Recuerda, que la voz escrita de Dios Padre nos dice en el libro de Hebreos, en el capítulo 1:14: que los ángeles son “…espíritus ministradores, enviados para servir por causa de los que heredarán la salvación.”. Además nos dice: “Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.”, ver Apocalipsis 12:9. Y fue por eso que el apóstol Pablo dijo: “…el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.”, ver Primera de Timoteo 4:1 RVR 1960.

Esto me gusta mucho a mí, porque me hace preguntarme ¿De qué lugar nos rescató y nos salvó nuestro Señor Jesucristo? Quizá en medio de la esclavitud de una religión, o quizá en medio de la tienda de un brujo… Pero esto no debe ser nuevo para nosotros, porque para poder rescatarnos a todos nosotros en primer lugar, Jesús, nuestro Señor y Salvador, tuvo que haber nacido en un establo, porque no había otro lugar donde su madre diera a luz, porque el único lugar era ahí en el establo… y en segundo lugar hermano, porque el establo no era lo más higiénico para que alguien diera a luz, y porque esto representa una figura extraordinaria de que Jesús es tan tremendo, porque Él llegó a nuestro corazón, que era más apestoso que la puerta del Muladar y más contaminado que el lodo cenagoso, y entró allí sin pedir permiso. En otras palabras, lo que quiero decir es que nuestro Señor Jesucristo entró en esa piscina de serpiente y nos arrebató de ahí, y nos hizo caminar, y nos hizo tener vida y esto nos hace levantar la frente, y sobre todo nos hace tener esperanza otra vez... y eso amado hermano es extraordinario. Y por eso fue que cuando nuestro Señor Jesucristo vio en el templo al que había sanado, le dijo: Mira, ya te sane, ya te perdone, NO sigas jugando con migo “…para que no te suceda algo peor.”. Esto lo que nos enseña es que si Dios nos ha tenido misericordia en habitar Su gloria dentro de nosotros… nosotros debemos cuidarnos de NO pecar, de no estarnos justificando con las cosas fuera de orden que a veces hacemos, para que no venga sobre nuestra vida algo peor de lo que hayamos vivido antes de conocer a Jesús o aun habiéndolo conocido, pero que hemos alcanzado Su perdón y hemos sido sanados por Su mano poderosa… Es por eso que el salmista dijo: “El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.”, ver Salmos 103:8 NVI. Aleluya.

Por eso, ya que el Señor me puso como su maestro y de esta casa, vengo a decirle: NO siga pecando más, hay oportunidad de parte de Dios, Recuerde, que “¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!”, ver Hebreos 10:31, por eso NO crea las doctrinas falsas y heréticas que dicen que una vez que uno ya conoció a nuestro Señor Jesucristo ya no queda más temor por el castigo, porque la Palabra dice: que “…el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.”, ver Hebreos 12:6, quizás alguien me diga: Hermano, este es un Dios muy bravo; momento, lávese la boca, recuerde, que la voz escrita de Dios Padre, dice: que si nosotros somos hijos de Dios y si hemos sido santificados y justificados por la sangre de nuestro Señor Jesucristo deberíamos de anhelar de ser limpios y de ser perfectos como nuestro Padre celestial que está en los cielos, ver Mateo 5:48, por eso si usted pecó tiene que llorar delante del Señor, tiene que sentirlo verdaderamente y cambiar de actitud y regresar a Dios como el hijo pródigo… En otras palabras, tiene que arrepentirse y apartarse para poder alcanzar la misericordia de nuestro Padre celestial. Y esto el proverbista nos lo afirma diciendo: “El que encubre sus pecados no prosperará, más el que los confiesa y los abandona hallará misericordia.”, ver Proverbios 28:13. Y es por eso que Lucas nos dice: “…arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor.”, ver Hechos 3:19. 

Ahora, miremos Juan capítulo 7:14.

“Pero ya a mitad de la fiesta, Jesús subió al templo y se puso a enseñar.”

Al leer el contexto de este versículo, nos damos cuenta que se está celebrando el Sucot, es decir: la fiesta de los tabernáculos, la fiesta de las cabañas, la fiesta de las coberturas… Esto significa un adelanto en la vida del cristiano, porque podemos interpretar esa fiesta como el reconocimiento de las coberturas… Y fue por eso que nuestro Señor Jesucristo llegó al templo, en la fiesta de los tabernáculos, para ver si las personas estaban cubiertas y al darse cuenta que sí estaban cubiertas, dice la Palabra que se puso a enseñar. Esto quiere decir que no le enseñaba a cualquiera, que solo le enseñaba a los que estaban bajo la sombra, es por eso que el salmista dijo: “El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente.”, ver Salmos 91:1. Este Salmo es maravilloso, porque cuando inicia comienza hablando de la sombra del Sucot y conforme se va leyendo se comienza a ver de lo que el Señor nos protege, como ser: “…del lazo del cazador, de la pestilencia mortal, del terror de la noche, de la flecha que vuela de día, de la pestilencia que anda en tinieblas y de la destrucción que hace estragos en medio del día…”. Y por lo tanto deben tener presente en primer lugar: que todos los cristianos deben de tener una cobertura tanto en el hogar como en la congregación… y en segundo lugar: que cuando reconocemos autoridad ministerial, empezamos a experimentar humildad aunque nuestra cobertura sea de menor edad que nosotros, porque no se trata de la edad natural para que seamos cobertura ministerial, sino que se trata del que Dios designe para que sea nuestra cobertura. Ejemplo de ello lo podemos ver con Timoteo, el discípulo del apóstol Pablo, por eso a los que hayamos asimilado esa doctrina, nuestro Señor Jesucristo nos revelará Sus misterios a través de la cobertura ministerial bajo la cual nos hayamos sometido y entonces no tendremos por qué temer de los horrores de la noche, porque a nosotros no llegarán, porque siempre estaremos con la espada en nuestra mano, alertas de lo que el enemigo pretenda hacer en contra nuestra. Por eso siembre en su corazón lo que el salmista dijo: “El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente.”, y si así lo hace, le podrá decir con toda confianza a nuestro Señor Jesucristo: “…Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.”, ver Salmos 91:1 al 2. Recuerda, que nuestro Señor Jesucristo nos dice: que si vivimos en Él, Sus palabras moran en nosotros y si continúan en nuestros corazones podemos pedir todo lo que queramos y se nos será hecho, ver Juan 15:7. Esto quiere decir amado hermano, que si usted y yo, habitamos en Dios es la misma cosa que morar con nuestro Padre celestial. Aleluya.

Por tanto, recuerden, que Jesús en el templo enseña a los sujetos y no a los in sujetos, porque si solo aprenden los in sujetos se vuelven Judas, porque Judas reconocía a Jesús no como su cobertura sino como su maestro, por eso es que cuando Jesús dijo: “…En verdad os digo que uno de vosotros me entregará.”, ver Mateo 26:21, once preguntaron “¿Acaso seré yo, Señor?”, once preguntaron… era para que el otro, es decir: Judas Iscariote aunque fuera por default hubiera dicho “¿Acaso seré yo, Señor?”, pero lo que contestó fue “¿Acaso seré yo, Rabí?”. Esto lo hizo porque no reconocía Su Señorío, pues lo único que reconocía era su magisterio. Por eso, nosotros debemos ser humildes, debemos de tener cobertura… y sobre todo debemos someternos a nuestra cobertura ministerial, para que el Señor nos diga: vengan para acá “…A vosotros ha sido dado conocer los misterios del reino de Dios…”, pero a los demás NO porque no se sujetan, ver Lucas 8:10 BIBLIA TEXTUAL.

EN CONCLUSIÓN
LA BIBLIA NOS HABLA:

“Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.” (Juan 3:30)

Ahora, podemos concluir.

Que cuando nosotros recibimos a Cristo lo que recibimos es respiración de boca a boca de parte de nuestro Padre celestial, por eso, es que Él hizo el muñequito llamado Adán y cuando ya lo tenía hecho sopló y Adán vino a ser alma viviente… pero posteriormente Jesucristo resucita y se le pone enfrente a sus discípulos... Les sopla y les dice: recibid mi Espíritu y por eso es que el Espíritu Santo en el libro de los Hechos en el capítulo 2, vuelve a soplar e inunda de esa vida extraordinaria los pulmones de la Iglesia naciente. Entonces lo que usted y yo tenemos adentro no es cualquier cosa, por eso el que recibió a Cristo Jesús genuinamente en su corazón no es cualquier cosa porque dentro de él hay un soplo divino… Es por eso que USTED Y YO, debemos disminuir, debemos menguar a nuestro YO… para que Cristo Jesús crezca en nosotros y podamos decir: YO VIVO EN CRISTO y NO VIVO CON CRISTO. Por eso, hoy más que nunca, ya que los días finales nos acechan “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe…”, ver Hebreos 12:2 NVI. Amén.


20 de Febrero de 2016
Ministerio Familiar Bonilla-Velásquez

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