JESÚS CRECE EN TI
LA BIBLIA NOS HABLA:
“Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo
el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne,
la vivo por fe en el Hijo de Dios...” (Gálatas 2:20)
Antes de comenzar con
la enseñanza que el Señor puso en mi espíritu, quisiera recordarle que no es lo
mismo VIVIR CON CRISTO que VIVIR EN CRISTO, es decir: que no es lo mismo que
Cristo este en nosotros a que nosotros estemos en Cristo. Esto quiere decir que
usted y yo, debemos estar creciendo constantemente en Él, pero antes de haber
estado en Él, Cristo tuvo que haber estado en nosotros creciendo de tal manera
que se convirtió en un gigante dentro de nosotros… lo que estoy tratando de
decirle es que debe de existir un momento en donde se tiene que cambiar a Cristo
con nosotros por Cristo en nosotros… Esto es como si se nos introdujera un
germen y empieza a crecer tanto en nuestro interior que llega a ser más grande
que nosotros, aún dentro de nosotros mismos, porque nos absorbió. ¿Y cuando
entró Jesucristo en nosotros? Cuando lo aceptamos, cuando abrimos nuestro
corazón y es por eso que desde ese momento Jesucristo debería estar creciendo en
nuestro interior de tal manera que se haga un gigante en nosotros para que ya
no esté Él en nosotros sino para que nosotros estemos en Él. Bíblicamente,
cuando Cristo entra en uno hay un versículo tan hermoso, que dice: “…Cristo en ustedes, la esperanza de
gloria.”, ver Colosenses 1:27 NVI. Pero, cuando Él crece en uno y cambia
esa situación, es decir: que ya no es Cristo en nosotros sino nosotros en Cristo,
entonces hay una promesa tan hermosa, que dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús…”, ver Romanos 8:1, porque
“…las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas.”, ver Segunda de Corintios 5:17, porque cuando
usted mira el contexto de estos versículos se da cuenta que son para los que están
en Cristo. Esto es hermoso, porque no tener condenación y que el pasado se
borre de nuestras vidas es algo extraordinario, porque llegamos a alcanzar esa
estatura en donde ya no nos recordamos del pecado que cometimos, así como Dios
no lo recuerda tampoco. Y por lo tanto, deben tener presente, que ese traslape
está escondido en la voz escrita de Dios Padre para que lo puedan entender sólo
aquellos que verdaderamente amamos la plenitud de las cosas que el Señor tiene
para nuestras vidas… por eso “Fijemos la
mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe…”, ver Hebreos 12:2 NVI.
Todos los cristianos deberíamos
comprender y entender que somos templo de Dios, tal y como lo dice el apóstol
Pablo en el libro de Primera de Corintios, en el capítulo 6:19, que dice: “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo
del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?”. Y es por eso que en este momento le pido a mi Dios, que es su
Dios, que nos dé un espíritu de revelación para que entendamos el crecimiento
de nuestro Señor Jesucristo, porque lo que nuestro Padre celestial quiere es
que Su Hijo crezca en nosotros para que ya no esté Él en
nosotros sino que nosotros estemos en Él, y esto fue lo que Juan el Bautista dijo
en el libro de Juan, en el capítulo 3:30, que dice: “Es necesario que El crezca, y que yo disminuya.”, claro, en este
versículo, Juan se estaba refiriendo a ese tremendo ministerio que traía Jesús, cuando los fariseos le querían sembrar envidia a Juan y le
dijeron: el que tu bautizaste está del otro lado del Jordán y bautiza más
discípulos que tú, ver Juan 3:22 al 26.
Pero, el punto central
de esto es que Jesús debe estar dentro de nosotros, esto es necesario, esto es
un producto básico de primera necesidad espiritual. En otras palabras, lo que
estoy tratando de decirle hermano es que es ineludible que Él crezca, y por lo
tanto no es opcional, pregunto ¿Cuál será realmente la medida, el termómetro
para que veamos que Él está creciendo en nosotros? Que nosotros estemos disminuyendo… es decir: que estemos muriendo a nuestros deseos, pasiones, anhelos
y afanes... Por eso, deben sembrar en su corazón que si no dejan crecer a
Cristo Jesús dentro de ustedes, no estarán en Él y si no están en Él no se van
a ir en el primer turno, es decir: en el arrebatamiento, ver Primera de
Corintios 15:22 al 23 y Primera de Tesalonicenses 4:16, por eso les voy a
recordar una sombra y figura de esto al estilo de George Lucas, escuchen pues:
Dios quería poblar el mundo y por eso mandó una nave, esa nave se llamaba Adán,
bajó esa nave y abrió la compuerta de su costado, porque dice la Palabra que del
costado le sacaron una costilla y de su costilla salió toda la humanidad… desde
luego que de allí salió Eva y de Eva salió Caín, Abel y Set. Entonces, la nave
se echó a perder y ya no pudo volar, pero nuestro destino era conquistar el
cosmos, pero la nave se quedó varada porque se descompuso, entonces el
humanismo se inventó la religión y un montón de cosas para componer la nave,
para que volviera a volar; pero como la nave ya estaba inservible, entonces Dios
envió otra nave que se llama el postrero Adán, esta nave bajó a la tierra y en
la cruz del calvario cuando le hirieron el costado, se abrió la compuerta para
que todos los de la primera nave, llamada Adán, se metan en esa nave y se vayan
con Él en el arrebatamiento primeramente… el problema es que para meterse en
esa nave, en primer lugar se tiene que meter la genética de la nave postrera,
para que estos no sean rechazados cuando se metan dentro de la segunda nave… y en
segundo lugar, que esa genética debe crecer tanto que no se diferencie
en nada, es decir: que sea exactamente una molécula, pero que tenga el mismo
ADN de la nave del postrero Adán, es decir: Cristo Jesús, pregunto ¿Será importante
meternos en Cristo sí o no?
Por eso, debemos
recordar que cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador lo primero
que sucede en nuestro ser es: que dejamos que el Señor Jesús entre en nosotros…
yo no sé cuándo le pasó eso a usted, pero yo sí sé cuándo me pasó a mí, tengo
la fecha cronológica y cronometrada, y fue en un retiro espiritual, un día domingo
16 de mayo del año 2010, al medio día. YO quiero que Él siga creciendo en ti y
en mí, entonces ¿Cuál es el termómetro para que Jesús siga creciendo? Menguar,
disminuir… ya sea al mal carácter, a las palabrotas, al calumniar, al chisme, a
la avaricia, a la soberbia, a la fornicación… pero lo lamentable de esto es que
hoy en día todavía existen muchos cristianos que siguen igual o peor que cuando
aceptaron a Jesús como su Señor y Salvador ¿Y saben quiénes son? Son aquellos
que no permitieron que nuestro Señor Jesucristo creciera en ellos… es por eso
que la voz escrita de Dios Padre dice que los que NO dejaron que Jesús
estuviera en ellos, padecieron de un fenómeno espiritual completamente fuera de
lugar porque dice la Palabra y no Juan Carlos Bonilla, que cuando el enemigo ve
la casa vacía, llega con siete demonios peores a habitarla y por eso el postrer
estado de esta persona es peor que el primero. Por eso debemos perseverar
siempre, por eso no debemos detenernos nunca porque esto es un camino para
valientes, por eso Anhelemos que Jesús, nuestro Señor, nuestro redentor crezca en nosotros…
Por eso yo en este
momento le pido a mi Dios, que es tu Dios, que Jesús crezca en ti, en tu
familia, en tu casa, en tu trabajo, e incluso en la Iglesia… Recuerda, que “El mundo se acaba con sus malos deseos,
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”, ver Primera
de Juan 2:17 NVI. Entonces, para ver el crecimiento de Jesús en nosotros, lo
primero que tendríamos que analizar es cómo Jesús llegó al templo siendo un
bebe, siendo un niño y siendo un ministro… porque el apóstol Pablo en Primera
de Corintios, en el capítulo 3:16, dice: que nosotros somos “…templo de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en vosotros…”. Esto quiere decir hermano, que cada vez que Jesús se presenta
en ese templo, o sea en nuestro cuerpo, es la manifestación de Cristo que
quiere crecer en nosotros… por eso abramos nuestras biblias en el libro de
Lucas, en el capítulo 2:27 y comencemos…
Pero antes, permítame
hacer un breve paréntesis para decirle:
Que en el libro de
Joel se habla del altar ¿Y qué es el altar? Es el punto de encuentro con Dios.
Además, deben saber en primer lugar: que la palabra altar viene de la palabra
hebrea MZBJ, que se pronuncia Mizbeaj y que cada una de sus letras tiene un
significado, en donde M: es la palabra hebrea Mehilá y significa perdón; Z: es
la palabra hebrea Zejut y significa buenas acciones; B: es la palabra hebrea
Berajá y significa: bendición, bendiciones; y por último tenemos a la J y la letra J es la
palabra hebrea Jayim y significa vidas… y en segundo lugar hermano, que entendí
que para tener un verdadero altar uno tiene que tener esos cuatro puntales o
cuernos, sin importar si el altar es personal, familiar, o congregacional… Por
eso, tenemos que ponerle fuego al altar con los cuatro puntales antes
mencionados, porque si no es así hermano, lamentablemente ningún cristiano podrá
decir que es templo y morada del Espíritu Santo, es decir: que si no tiene
altar no es templo, pero si puede llegar a ser casa.
Ahora, volviendo al
punto, SOMOS TEMPLO Y MORADA DEL ESPÍRITU SANTO, abramos nuestras biblias en el
libro de Lucas, en el capítulo 2:27 y comencemos…
“Movido por el Espíritu fue al templo. Y
cuando los padres del niño Jesús le trajeron
para cumplir por El el rito de la
ley.”
Al estudiar el
contexto de este versículo nos damos cuenta en primer lugar: que se está
hablando de Simeón, el justo y piadoso, que fue movido por el Espíritu santo
para conocer a Jesús, porque el Espíritu Santo estaba sobre él, porque el
Espíritu Santo se lo había revelado; y en segundo lugar hermano, que aquí fue
cuando Jesús llegó por primera vez al templo, pregunto ¿Para qué llevaron sus padres a Jesús al templo? Para cumplir con el rito de la ley, es
decir: para presentarlo y para que lo circuncidaran, pregunto ¿Quieres saber si
Jesús ya llegó como un niño recién nacido a ti? Miremos si ya lo presentaste, por
eso te pregunto ¿Tú ya lo presentaste? ¿Saben tus familiares, tus conocidos que
eres cristiano? ¿Saben en tu trabajo, en tu escuela que eres cristiano? ¿Qué te
dijeron?... pregunto ¿A que más llevaron a Jesús al templo? A que lo
circuncidaran. Sabe que los judíos circuncidan a los niños al octavo día de
nacidos ¿Por qué será? Bueno, porque a esa edad el dolor es pasajero, pero
pregúntele a un hombre de 30 años que lo circuncidaron ¿Qué sintió? Respecto a
esto hermano, dice la Palabra que un día Dina, la hija de Jacob salió de su
casa “Y cuando la vio Siquem, hijo de
Hamor heveo, príncipe de la tierra, se la llevó y se acostó con ella y la
violó…Entonces Hamor, padre de Siquem, salió a donde Jacob para hablar con él.”,
para que le dieran a Dina a su hijo en matrimonio porque la amaba, y dice la Palabra,
que “…los hijos de Jacob respondieron a
Siquem y a su padre Hamor, y les hablaron con engaño porque Siquem había
deshonrado a su hermana Dina. Y les dijeron: No podemos hacer tal cosa, dar
nuestra hermana a un hombre no circuncidado, pues para nosotros eso es una
deshonra.”, pero si se circuncidan todos los varones de su reino “entonces sí os daremos nuestras hijas, y
tomaremos vuestras hijas para nosotros, y moraremos con vosotros y seremos un
solo pueblo.”. Entonces dice la Palabra, que todo varón se circuncidó y que
al tercer día, que era el día de mayor dolor “…dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina…”, entraron en
la ciudad y mataron a espada a todo los hombres y nadie se pudo defender,
porque les dolía tanto que ni siquiera podían sostener la espada para
defenderse. Esto es una gran figura para nosotros, por eso circuncidemos
nuestro corazón mientras seamos niños en el evangelio, en primer lugar, porque así
no nos dolerá… y en segundo lugar, porque si somos viejos espirituales y
tratamos de quitar el exceso de carne será mucho más doloroso… y sabe que una
de las maneras de circuncidar a alguien es bautizándolo en agua. Y esto el
apóstol Pablo en el libro de Colosenses, en el capítulo 2:9 al 12 NVI, nos lo
afirma diciendo: “Toda la plenitud de la
divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo
poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. Además, en él fueron
circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que consiste en
despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes
la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron
resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los
muertos.”, pregunto ¿Cuándo se recibe la circuncisión de Cristo? En el
bautismo, por eso yo no concibo hermano, que en algunas congregaciones tengan
que poner fechas para bautizar a los que ya aceptaron a Cristo Jesús con un
corazón contrito y humillado, porque ¿SI NO HAY UN MAÑANA PARA ALGUNOS DE ELLOS,
Qué les sucederá? ¿Qué pasará con la promesa que nuestro Señor Jesucristo
dejó en el libro de Juan, en el capítulo 3:1 al 5, es decir: con ver y entrar
en el reino de Dios? Por eso, NO deberían de tomar el bautismo como que fuera
un rito o una ceremonia… sino que lo deberían de tomar por lo que es, una
circuncisión. Es por eso que cuando el evangelista Felipe impulsado por el
espíritu se le acercó al etíope eunuco y le habló de Jesús y este creyó con
todo su corazón en Jesús, inmediatamente mandó a parar el carruaje y lo
bautizó, ver Hechos 8:26 al 40.
Por lo tanto, debemos
tener presente en primer lugar: que la circuncisión de nuestro corazón, de nuestros
ojos y de nuestros oídos, la recibimos en el momento que hemos sido bautizados en
agua… y en segundo lugar hermano: que la circuncisión no es hecha por manos, no
es literal. Es en la carne, tanto para hombres y mujeres… por eso, los
israelitas judíos jamás han circuncidado a una mujer, porque no han sido
bautizados en agua, porque para eso es necesario que haya resurrección de
espíritu y para eso deben aceptar en su corazón a nuestro Señor Jesucristo como
su Señor y Salvador. Y por lo tanto, debemos sembrar en nuestro corazón, que
cuando nos bautizamos y salimos a novedad de vida, ya no tenemos cuerpo de
pecado, ya no podemos pecar deliberadamente porque hemos sido bautizados para
morir con Cristo Jesús. Es por eso que el apóstol Pablo dice: ¿Acaso no saben ustedes que todos los que
fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados
para participar en su muerte?”, ver Romanos 6:3 NVI. Además nos dice: “…para mí, el vivir es Cristo y el morir es
ganancia.”, ver Filipenses 1:21.
Ahora, miremos Lucas capítulo
2:46.
“Y
aconteció que después de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio
de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.”
Miren que crecimiento
el que tuvo nuestro Señor Jesucristo en el templo, aquí hay mucha tela que
cortar, por eso déjeme decirle en primer lugar: que muchos cristianos hoy en
día pierden a Jesús en el templo, aunque lleguen a la Iglesia y participan de
las fiestas cristianas, como ser: las vigilias, los retiros, los ayunos, la
santa cena del Señor… pero han perdido a Jesús, han dejado su primer amor con Él. Por eso
este es un llamado a la reflexión, porque si alguien lo ha perdido, tiene que
encontrarlo desesperadamente, porque vivir el evangelio sin Jesús, es vivir una
religión. Y por lo tanto, debemos tener presente, que cuando ya no le sentimos,
cuando ya no lloramos delante de su presencia es porque hemos perdido la
presencia del Señor… y por otro lado que cuando hemos conocido al Salvador y lo
tenemos cercano en nuestro corazón, por medio de la Palabra, de los mensajes, de
los himnos, de las profecías… es cuando Él está creciendo en nosotros, es
cuando Él vive en nosotros… Por eso, yo no puedo concebir que algunos
cristianos no deseen escuchar más de Jesús y mucho menos que NO nos pregunten a
nosotros sus siervos alguna inquietud… si hasta dice la voz escrita de Dios
Padre que cuando nuestro Señor Jesucristo estaba creciendo, Él necesitaba que
le explicaran la Palabra. Esto quiere decir hermano, que cuando el niño Jesús
empieza a crecer dentro de nosotros, Él se sienta porque necesita que le
expliquen, pero cuando alguien no hace preguntas y no tiene inquietudes acerca
del evangelio, significa que no está creciendo, se está acomodando y se
conforma con una historia, y por eso no busca más de Él y por eso solo llega a
la Iglesia a hacer acto de presencia, o a pescar o a dormirse, tal como lo hizo
Eutico con el apóstol Pablo cuando estaban en el aposento alto… y en segundo
lugar hermano: que cuando los padres perdieron a Jesús por tres días, yo puedo
ver tres escenarios, que son:
1.- PRIMERO: Que no
iban juntos… por lo tanto podemos deducir que no tenían comunión, que no tenían
comunicación, por eso perdieron al Señor. Es probable que en algunos hogares no
haya comunicación entre los esposos, es decir: que cada quien está por su lado
en sus propios intereses y por eso descuidaron su comunión y perdieron al
Señor. Recuerden, que gracias a nuestro Padre celestial en estos tiempos
estamos viviendo los días en los que el espíritu de Elías se está manifestando,
es decir: que “…antes que venga el día
del Señor, día grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia
los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…”, ver Malaquías 4:5
al 6, para que la reconciliación llegue a la familia. Recuerda, que es tiempo
de restauración y sobre todo hermano, que ya tiempo de encontrar a Jesús.
2.- SEGUNDO: Que
quizás los padres de Jesús iban juntos, pero los dos descuidaron la presencia
del Señor, porque estaban enfocados en otras cosas… por eso NO perdamos a
Jesús, atémonos a Él, por medio del bautismo en agua y por medio de la santa cena,
porque la santa cena del Señor nos da la oportunidad de morir al alma todos los
días… porque cuando comemos el pan, está muriendo nuestra alma y cuando tomamos
el vino, está resucitando nuestra alma a novedad de vida… Y esto el perito
arquitecto de la Iglesia de Cristo Jesús nos lo afirma diciendo: “¿Y por qué nosotros peligramos a toda
hora? Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro
Señor Jesucristo, que cada día muero.”, ver Primera de Corintios 15:30 al
31 RVR 1960. Aleluya.
3.- TERCERO: Que Jesús
tenía doce años, por lo tanto debía ser presentado en el templo como era la
costumbre judía, pero como sus padres no lo presentaron, Él se presentó solo. Esto
quiere decir que podemos llegar a perder al Señor por la falta de
responsabilidad, es decir: por incumplir las tareas paternales delante de nuestro
Padre celestial. Recuerda, que la voz escrita de Dios Padre nos dice: “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no
se apartará de él.”, ver Proverbios 22:6. Además nos dice: “Padres, no hagan enojar a sus hijos, para
que no se desanimen.” “…sino más
bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor.”,
ver Colosenses 3:21 DHH y Efesios 6:4 DHH. Es por eso que el proverbista decía:
“El principio de la sabiduría es el
temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”, ver
Proverbios 1:7 RVR 1960. Amén.
Ahora, miremos Mateo capítulo
4:5.
“Entonces
el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo.”
Al estudiar el
contexto de este versículo, nos damos cuenta en primer lugar: que nuestro Señor
Jesucristo salió de las agua del bautismo… y en segundo lugar hermano: que se
fue al desierto a ayunar por cuarenta días y cuarenta noches, y una vez que
terminó el ayuno, llegó la tentación. Esto es impresionante hermano, porque
podemos ver que el diablo llevó al templo a Jesús para tentarlo... Pero el
Señor lo venció con la Palabra, fue suficiente decir: escrito está... por 3
veces y el tentador se alejó. Dicho en otras palabas, debemos saber que van a
venir tentaciones y las tenemos que vencer con la ayuda del Espíritu Santo,
pero para esto el Señor tiene que estar creciendo para que se convierta en un
gigante dentro de nosotros y podamos ser más que vencedores… Y por lo tanto,
debemos tener presente en primer lugar: que las tentaciones van a venir a nuestra
vida no para que caigamos, sino para que seamos recompensados y esto Santiago, el
hermano de Jesús, nos lo afirma diciendo: “Bienaventurado
el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”, ver
Santiago 1:12 RVR 1960… y en segundo lugar hermano: que Dios NO nos envía la
tentación, Él no tienta a nadie y esto Santiago nos lo afirma diciendo: “Cuando alguno es tentado, no diga que es
tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él
tienta a nadie.”, ver Santiago 1:13 RVR 1960, como puede ver Dios no es el
que nos manda la tentación, es más, dice la Palabra que Él nos da la fuerza
para vencerla… y esto el apóstol Pablo nos lo afirma diciendo: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación
que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que
ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando
llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan
resistir.”, ver Primera de Corintios 10:13 NVI. Y por lo tanto, debemos
sembrar en nuestro corazón, que por muy grande que sea la tentación, el Señor
nos da la salida, nos encuentra en el punto exacto de nuestra necesidad porque
ante cualquier prueba debemos recordar que juntamente con la prueba, vendrá una
salida de parte de nuestro Padre celestial, a los problemas que podamos estar
atravesando en este mundo imperfecto. Recuerda que nuestro Señor Jesucristo nos
dejó una promesa maravillosa, que dice:
“Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado
en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.”, ver Juan 14:13 al
14. Gloria a Dios, Aleluya.
EN CONCLUSIÓN
LA BIBLIA NOS HABLA:
“Es
necesario que El crezca, y que yo disminuya.” (Juan 3:30)
Ahora, podemos
concluir.
Que hoy más que nunca,
ya que los días finales nos acechan, usted y yo debemos dejar que nuestro Señor
Jesucristo crezca en nosotros para que nos absorba… es decir: para que nos haga
menguar o disminuir a nuestro YO, es decir: para que llegue el momento que Él crezca
tanto, que nos absorba y podamos estar EN ÉL y no CON ÉL, es decir: para que Cristo
NO esté en nosotros sino que nosotros estemos EN CRISTO ¿Cuantos quieren llegar
a eso? Y por lo tanto,
debemos tener presente, que si queremos que nuestro Señor Jesucristo crezca en
nosotros, es ineludible que Su Palabra y Sus enseñanzas crezcan en nosotros…
Por eso, es necesario que escuchemos a sus heraldos y que leamos y estudiemos
la voz escrita de Dios Padre, tanto en la Iglesia de Cristo Jesús, como en
nuestro hogar… porque este libro tiene vida y es por eso que este libro dice de
el mismo: que “la palabra de Dios es
viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.”, ver Hebreos 4:12 RVR 1960.
Esto quiere decir que la Palabra está viva.
Ministerio Familiar Bonilla-Velásquez
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