DERROTANDO A NUESTRA CARNE

 Hoy quisiera hablarle a usted amado y amada, con la ayuda del Señor, acerca de un tema que ya hemos hablado antes, Y que lleva por título:

DERROTANDO A NUESTRA CARNE

Usted recordará que ya hemos hablado a la luz del libro de Segunda de Timoteo capítulo 2:1 al 6, que existen tres etapas por las cuales usted y yo, Tenemos que transitar, comenzando por el sembrador Y/o labrador en donde el sembrador vendría a ser el Atrio, es decir: El primer estadio de nuestra evolución como cristiano... Después viene el atleta, que vendría a ser el Lugar Santo, Y estos dos, es decir: El sembrador y el atleta, tienen algo en común y es que todo el esfuerzo que ellos hacen de alguna forma busca el beneficio propio de y para ellos... El sembrador, dice la Biblia, que lo que él busca es el fruto para su propio beneficio... Por otro lado, el atleta, dice la Biblia, que él se circunscribe a las reglas y lo que él espera es una corona, un premio, un galardón para él, pero el soldado que vendría a ser el Lugar Santísimo, dice la Biblia, que vendría agradar a aquel que lo eligió como soldado e incluso como Iglesia, es decir: Como conglomerado, es la estatura más alta y vendría a ser como un ejército con sus estandartes desplegados al viento, ver Cantares 6:10 NTV. Y de esto, ya hemos hablado en otras ocasiones, y no quiero detenerme ahí, porque quisiera hablarle con la ayuda de Dios del soldado, porque definitivamente, el soldado tiene que saber que tarde o temprano va a enfrentar más de alguna batalla... Él se está preparando, él se está ejercitando, él está recibiendo capacitación y NO necesariamente para ir a desfilar el día de la independencia, sino para un combate o para una guerra... En otras palabras, para enfrentarse con algún enemigo, porque en algún momento determinado de su vida algún enemigo se levantara sobre él, No para contarle un cuento, sino para matarlo y él lo tendrá que enfrentar para derrotarlo, Y por eso es que yo quisiera platicar hoy con usted del soldado, es decir: De la batalla que libramos cada uno de nosotros, pero no desde el punto de los enemigos externos, sino de la batalla interna que cada uno de nosotros estamos sobrellevando, Y que definitivamente, yo creo, que es la más importante y la más difícil de pelear y vencer... Y para que podamos entender lo que estoy diciendo, permítame leerle el siguiente versículo:

Proverbios capitulo 16:32 Biblia Kadosh Israelita Mesiánica:

Aquel que controla su carácter es mejor que el héroe de guerra, aquel que gobierna su temperamento es mejor que el que captura una ciudad...    

Cuando hablamos de un héroe de guerra es porque obviamente estuvo en una batalla; No se convirtió en héroe de guerra dirigiendo a su ejército desde una oficina, sino que se convirtió en héroe en medio de la batalla haciendo cosas extremadamente arriesgadas para su rey o para su gobernador, Tal cual como lo hicieron los valientes del rey David, pero dice la Biblia: Es mejor aquel que controla su carácter que el héroe de guerra... Y por eso yo le dije, que es más difícil pelear y vencer una batalla interna que una batalla externa... Y después dice: Es mejor gobernar el temperamento que capturar una ciudad, ¿Y usted sabía que el carácter y el temperamento son dos cosas distintas? Yo no soy psicólogo, pero dentro de lo poquito que he leído he entiendo que el temperamento y el carácter son dos cosas distintas... Algunos dicen: El temperamento es algo innato, tiene su origen genético, por lo tanto, es hereditario, No modificable, ni controlable... Y del carácter dicen, que dependen más de la herencia, que de la educación y que mientras vamos creciendo van influyendo factores en nosotros como: El lugar donde nacimos, el tipo de educación que recibimos, el tipo de personas con las que nos relacionamos, los hábitos, las costumbres, hasta formar una cultura... Todo eso va formando el carácter, Y otros dicen; Bueno, lo que yo he leído, y que me disculpan los Psicólogos, yo he leído, que algunos dicen: En los primeros siete años de vida es donde se forma el carácter, sea bueno o sea malo, pero note usted, que el carácter y el temperamento son dos cosas distintas, que están en el interior de una persona, Y por eso permítame volverle a decir, es mejor el que logra vencer una batalla interna, que el que vence una batalla externa, como: Capturar una ciudad para convertirse en un héroe de guerra, y de eso, de la guerra interna que usted y yo, pasamos combatiendo día con día, es que yo, Con la ayuda del Señor, quiero que platiquemos hoy, y para eso leamos el siguiente versículo:

Gálatas capítulo 5:17 Biblia Textual Tercera Edición:

Porque la carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne, y estos dos se oponen entre sí para que no prosigáis haciendo lo que deseáis... 

Nosotros somos seres tripartitos, somos espíritu, alma y cuerpo, Y cuando nacemos, nacemos con nuestro espíritu vivo, No como lo enseña la tradición y por eso es que a muchos nos bautizaron recién nacidos. Y no es así, porque la Biblia nos deja ver claramente, que nosotros nacimos con nuestro espíritu vivo, pero llego el momento en donde tuvimos la capacidad de discernir lo que es bueno y lo que es malo, Y al escoger lo malo pecamos y el pecado mato a nuestro espíritu humano, pero cuando se muere el espíritu, No estoy diciendo que deja de existir, ver Eclesiastés 12:7... Sino sencillamente, que quedo apartado de la presencia y de la comunión con Dios... Entonces, cuando se muere nuestro espíritu queda nuestro ser bajo la dirección del alma y una vez que el alma escogió lo malo peco y comienza a llenarse de otro montón de cosas malas, como: De miedo, de pánico, de enojo, de ira, de orgullo, de soberbia, de mentira, de amargura, de fornicación, Y es ahí en donde nuestro espíritu humano perdió la batalla en contra de nuestra personalidad conformada por el alma y el cuerpo, es decir: La carne, pero cuando nosotros, usted y yo, llegamos a los pies de Cristo... Yo no sé cómo fue su experiencia y tampoco sé hace cuanto se convirtió Y/o llego a los pies de Cristo, pero sé que sé, que usted tuvo un día glorioso en el cual a usted le hablaron del evangelio y el bendito Espíritu Santo lo convenció de pecado, de justicia y de juicio, y en ese momento usted se rindió y dijo: Definitivamente, yo no puedo solo, yo te abro mi corazón Señor Jesús y aquí está usted escuchando esta hermosa enseñanza de nuestro Señor. Entonces, su espíritu resucito, ¿Cuándo? Cuando se reconcilio con Dios, y ahí comenzó la batalla entre su espíritu y su carne, Y eso es lo que nos está diciendo el libro de Gálatas capítulo 5:17: La carne, que le gusta lo malo tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu a los de la carne, que le gustan las cosas de Dios, como: Orar, leer la Biblia, venir al culto, pero la carne, ¿Qué hace la carne? Resistir, pelear y batallar, Y de esa batalla es que yo quiero que usted y yo platiquemos hoy, Con la ayuda del Señor, y que de alguna forma está relacionada con el libro de Proverbios capítulo16:32, en el cual nos dice: Es mejor el que logre dominar el carácter y el temperamento, llámese: Carne, que el que logra capturar una ciudad para convertirse en un héroe... Y es aquí en donde nos comienzan a suceder cosas temibles, porque escuche la bajada de moto que nos da el apóstol Pablo en los siguientes versículos:

Romanos capítulo 7:18 al 19:

Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; Porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico...

¡Que bajada de moto! Y es por eso que en nosotros muchas veces cuando nos hallamos en medio de una batalla con nuestra carne y nuestra carne está ganando, No nos damos cuenta que tan bajo hemos caído y por eso existen personas que llegan a dudar o que llegan a cuestionarnos diciendo: Usted no es un hijo de Dios... Pero, ¿Por qué? Porque lo que nos resaltó en determinado momento. Aunque nos sintamos miserables, fue la carne y en la carne NO hay nada bueno. Y este es un término absoluto... En nuestra carne, No hay nada bueno, pero yo le quiero decir a usted, que SI usted es de los que ha estado o está batallando y está siendo derrotado o está siendo alcanzado por el pecado y por eso ha llegado a dudar que es un hijo de Dios, permítame decirle con mucho amor: Usted es un hijo de Dios, lo que sucede es que su espíritu humano, se encuentra batallando contra su carne y su carne está ganando, pero recuerde, que todo lo puede en Cristo y que Cristo lo va a fortalecer... Y esto no lo digo yo, nos lo dice el apóstol Pablo, pero de esta forma:

Pero en todas estas cosas somos Huperrnikaós, somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó, ver Romanos 8:37, Amén...

La carne se opone al espíritu,

Y el espíritu se opone a la carne...

Entonces viene el apóstol Pablo, y nos dice: Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; Porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico...

¿Cuántos nos identificamos con lo que le sucedió al apóstol Pablo? Amén...

¿Cuántos terminamos haciendo lo malo, aunque queremos hacer lo bueno?

Eso es frustrante; Bueno en mi caso, porque cuando yo hago lo malo, aunque sé que es malo y me lo muestra el Espíritu es frustrante y doloroso, porque a veces le causo daño a otros... Y a otros, les resulta terrible, porque se sienten culpables y la culpabilidad los lleva a dudar, que son hijos de Dios... Entonces, por eso y por muchas cosas más usted y yo, Tenemos, que prepararnos para la batalla como un buen soldado, Y no solo en contra de la carne, sino que también contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, y contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, ver Efesios 6:12... Pero recuerde lo que nos dice el proverbista: Es mejor dominar el carácter y el temperamento, que capturar una ciudad entera para convertirse en un héroe, Amén...

Hermano; Hermana, Dios desea que usted y yo, derrotemos a nuestra carne,

...Que derrotemos a nuestro yo...

A nuestro temperamento y carácter, que se encuentra, ¿En dónde? En la carne, Y la carne está conformada, ¿Por qué? Por nuestro cuerpo y alma, Y en el alma se encuentra, ¿El qué? Las emociones, pasiones y deseos. Ahora, escuche lo que dice el apóstol Pablo en el libro de Gálatas capítulo 5:24, con respecto a las pasiones y deseos:

Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos...

Ayúdeme a predicar, Según ese versículo, ¿Cuándo usted le entrego su corazón a nuestro Señor Jesucristo, Automáticamente de quien vino hacer propiedad? De Él... ¿Y qué quiere decir eso? Que cuando usted creyó en el Señor lo primero que hizo el Señor por usted y por mí fue crucificar nuestra carne, O sea que a estas alturas... Yo no sé cuánto tiempo lleva de ser un cristiano, yo no sé SI usted es un recién convertido, Y aunque sea recién convertido sé que sé, que nuestra carne ya está crucificada, ¿Por quién? Por nuestro Señor Jesucristo... Y esto es una esperanza extraordinaria, porque la crucifixión era una forma de castigo, de tortura, que aplicaban los romanos y cuando la aplicaban nadie se salvaba; Todos morían, ya sea que se tardaran días o menos tiempo, porque le quebraban las piernas, pero ese no es el punto, el punto es que le tengo una buena noticia, Escuche, por favor: Desde el momento en que usted le entrego su corazón a nuestro Señor Jesucristo su carne en el cual no hay nada bueno fue crucificado y más temprano que tarde va a dejar de ser... Y por eso va lograr hacer lo que su espíritu desea y que no es más que agradar a Dios como un buen soldado, Amén...

Ahora, leamos Colosenses capítulo 2:11 al 12:

En Él, en Cristo, también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo. Habiendo sido sepultados con Él en el bautismo, en el cual también habéis resucitado con Él por la Fe en la acción del poder de Dios, que le resucito de entre los muertos, LBLA...

Permítame explicarle la circuncisión, cuando el Señor le habla a Abram le dice que va hacer un pacto con él y su descendencia, Y que dicho pacto iba a tener una señal cuya señal era la circuncisión; Ellos, Tenían, que circuncidar a sus hijos al octavo día... Pero, ¿En qué consiste la circuncisión? En retirar una membrana que cubre el aparato reproductor masculino, pero en ese caso, En lo literal, Solo, se lo tenían que hacer a los varones, pero en Cristo Jesús las cosas cambian, ¿Por qué razón? Porque dice la Escritura que el antiguo pacto, Solo tiene la sombra de los bienes venideros... En otras palabras, solo era un ejemplo... Por otro lado, en el nuevo pacto nosotros tenemos la esencia misma de las cosas... Y esto no lo digo yo, lo dice el libro de Hebreos capítulo 9... Entonces, la circuncisión de los descendientes de Abraham era una sombra... Hermano Juan Carlos, disculpe, ¿Qué nos quiere decir? Que todos los que creemos en Dios a la manera de Abraham tenemos que ser circuncidados, es decir: Nos tienen que quitar el exceso de carne. Ahora, ¿Cómo nos lo tienen que hacer? Bueno, ahí dice mediante la circuncisión en Cristo... Pero permítame leerle ese mismo versículo en la versión Biblia al Día, porque está un poco más claro: Además, en Él fuisteis circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso (En el cuerpo de la carne), Esta circuncisión la efectuó Cristo. Y vosotros la recibisteis al ser sepultados con Él en el bautismo. En Él también fuisteis resucitados mediante la Fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos...

Y es aquí en donde surge la pregunta de los 20 pesos: ¿Será importante el bautizo en agua? Por eso, permítame decirle con mucho amor a aquellos que aún no han sido bautizados en agua: Usted es un incircunciso espiritual, porque mediante el bautismo en agua es allí donde Cristo, Según el apóstol Pablo, efectúa la circuncisión en nosotros y que consiste en quitar el exceso de carne. Ahora, permítame explicarle eso, porque no se trata de que va a venir Dios a quitarle el cuerpazo que se carga, que cuidamos y que todos los días lo alimentamos, por eso permítame ponerle un ejemplo como ilustración: Imagínese a un padre de familia, que se dice: Hoy mi hija se está graduando de la prepa, le voy a regalar un coche para que vaya a la universidad, a la Iglesia y me haga los mandados, Y resulta que en lugar de ir a la universidad se va al lago de Chapala y en lugar de ir a la Iglesia los fines de semana se va a Puerto Vallarta con sus amigas, Cualquier parecido es simple coincidencia y los nombres de los personajes han sido cambiados para proteger la identidad de los inocentes... Entonces, la hija comienza hacer y deshacer el carro que le regalo el papá... Pregunto: ¿Qué le aconsejaría usted a ese papá? Hermano, que le quite el carro, porque ese vehículo él se lo regalo para algo bueno y ella no supo usarlo, No supo administrar lo que le regalaron y eso la puede llevar hasta la muerte; Y eso es más o menos lo que el apóstol Pablo nos está diciendo... Nos está diciendo: Dios les regalo un carro, un cuerpazo como vehículo para que tengan contacto con el mundo exterior, pero la carne los alcanzo llenándola de pecado y no solo de eso, sino que les estableció leyes de pecados en los miembros de su cuerpo, ver Romanos 7:23... Pero le tengo una buena noticia: Nuestra carne ya fue crucificado, pero todavía tiene un vehículo con el cual se va al lago de Chapala y a Puerto Vallarta con sus amigos, llámense: Pasiones y deseos... Entonces, ¿Qué nos recomienda usted hermano? Quítele el vehículo a la carne, ¿Y cómo se lo vamos a quitar? Bautizándose en agua, Y SI usted ya lo hizo, Gloria a Dios... Hermano, por eso es que yo no peco; Con todo respeto, No lo creo, ¿Por qué razón? Porque SI el apóstol Pablo pasaba batallando con eso día a día, ¿Quién es usted y quien soy yo?... Pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.

¡Miserable de mí!

¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?, ver Romanos 7:23 al 24...

Nuestra carne ya fue crucificada, ¿Por quién? Por Cristo. Pero, aunque ya fue crucificada y le hayamos quitado el coche (Carro), por medio del bautismo en agua se mantiene protestando y renegando y por eso la tenemos que combatir como un buen soldado día con día... Pero, ¿Para qué? Para agradar a los hombres, No, para agradar aquel que nos recluto, llámese: Dios... Y fue por eso que el apóstol Pablo dijo y aun nos sigue diciendo:

Así que, yo de esta manera corro, No como por algo incierto, y de este modo peleo, No como quien golpea al aire, sino que someto y sujeto mi carne, No sea que habiendo predicado a otros, yo mismo llegue a ser desechado, ver Primera de Corintios 9:26 al 27 Biblia Peshitta...

Note usted lo que nos está diciendo el apóstol Pablo: Y de este modo peleo, No como quien golpea al aire, sino que someto y sujeto mi carne... Pregunto, ¿Por qué cree usted que dijo eso el apóstol Pablo? Porque SI usted y yo, bajo la libertad que nos regaló nuestro Señor, No logramos sujetar a nuestra carne por medio del Espíritu Santo que mora en nosotros, Dios, SI nuestro Señor y Dios, se va a encargar directamente de tratar con nuestra carne y a muchos NO les gustara y terminaran quejándose delante de Él, ¿Por qué me pasa esto a mi Señor?... Y si no me cree NO se pierda la próxima enseñanza del Señor en la cual abordaremos a la luz de la Escritura lo que el Señor me revelo por su bendita bondad y misericordia, Amén...

...Y por eso quisiera terminar esta maravillosa enseñanza del Señor recordándole a usted y a mí lo que Cristo Jesús hizo por usted y por mí antes y en la cruz del Calvario: 

Jesús sufrió golpes, pues fue abofeteado antes de ponerlo en la cruz...

Jesús sufrió contusiones cuando los romanos lo latigaron...

Jesús fue penetrado cuando le pusieron la corona de espinas en su cabeza...

Jesús fue perforado cuando le clavaron las manos y los pies en el madero...

Jesús fue lacerado cuando el romano le entrujo su lanza en el costado de su cuerpo...

Y nosotros, usted y yo, y toda la humanidad contribuimos, porque Él lo hizo con mucho, pero con mucho amor por nuestros pecados... Y por eso me pregunto y le pregunto:

¿Qué nos cuesta ser espirituales?

¿Por qué seguimos haciendo lo que no le agrada a Dios?

Hermano; Hermana, estos tiempos. Los tiempos que estamos viviendo son para reflexionar... Indiscutiblemente, son para hacer a un lado todo lo que el mundo y la carne, llámese: Cuerpo y alma, nos ofrecen, como: Las pasiones y los deseos; Claro, que no podemos quedarnos enclaustrados en nuestras casas, pero SI podemos, pelear, guerrear y combatir como buenos soldados que somos en contra de nuestra flameante carne... Recuerde, que es mejor el que logra vencer una batalla interna, que el que vence una batalla externa, como: Capturar una ciudad para convertirse en un héroe de guerra, Amén...

Es mejor el que logra dominar el carácter y el temperamento, llámese: Carne, que el que logra capturar una ciudad para convertirse en un héroe, Amén...

 

 15 de abril de 2023

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